Capítulo 3- Fiesta corta

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Llegamos a las diez. No vimos a nadie saltando desde la azotea, de esta solo provenían ruidos humanos y música. Entramos al edificio, era como de baldosa gris, tenía dos pisos y estaba parcialmente acristalado. Fuera había mesas grises, con sillones blancos y sombrillas blancas. Era un restaurante. En la entrada había un chico de unos treinta y tantos limpiando una de las mesas, tenía el pelo rubio y sucio, ojos azules y pecas, llevaba gafas y estaba un poco rellenito.

-Coged el ascensor, en el último piso a la izquierda, no tiene fallo- nos sonrió y siguió con su trabajo.

Nos metimos en un ascensor grande decorado con papel pintado. Subimos y giramos a la izquierda, se escuchaba sonar una música tranquila, creo que era "Tenerife Sea" de Ed Sheeran, no estaba demasiado alta. Abrimos la puerta, la terraza estaba preciosa, habían puesto unas hileras de luces led a modo de techo, aún así se veían perfectamente el cielo y las estrellas. En el centro había una mesa alargada con muchos pinchos que tenían una pinta exquisita, tambien había una fuente de chocolate con brochetas de fruta alrededor. Me quedé mirándola un instante, y ella me miraba a mi, diciendo "ven, cómeme" y yo fui, y unté una fresa en el delicioso chocolate caliente que caía como una cascada. Me llevé la fresa a la boca y su sabor...

-¡Jade reacciona!- Aria chilló tan fuerte que algunas personas de la fiesta se girasen a ver que pasaba, lo que hizo que me ruborizase- nena, llevas dos minutos mirando embobada a ese chico. Estás quedando un poco mal.

¿Que chico? Miro un poco más arriba de la fuente y hay un grupo de tres chicos vestidos de manera informal, supongo que se refiere al de la derecha, que es el que se está riendo, tiene el pelo rubio y los ojos claros, sinceramente está buenísimo, los otros dos son más normalillos.

-Aria, mierda, no le estaba mirando a él, estaba mirando la fuente de chocolate, ha sido el que se ha puesto en medio.- le expliqué muy agobiada, miró hacia un lado y me sonrió de una manera que no entendí.

-Pues explícaselo tu misma.

-Oh, no.- pensé.

Me empecé a girar lentamente y allí estaba él, mirándome.

-Hola chicas- dijo mirándonos- ¿quieres dar una vuelta?

-Uhmm vale- respondí.

-Oh, lo siento , se lo decía a tu amiga, es más guapa.

-Eres imbécil- escupió Aria

-¿Y sabes que pasa con los imbéciles?- miré a mi mejor amiga y ella asintió- Esto.- Le propiné una bofetada y chilló como una niña pequeña.

Todo el mundo se quedó en silencio. El chaval se levantó con muy mala cara y le hizo una señal a un chico con traje al que aún no había visto. Éste nos pidió amablemente que nos fuésemos y lo hicimos sin más. Nos quedamos un momento en la puerta del restaurante.

-No me encuentro bien- suspiró Aria.- ¿Tú?

-Tampoco ¿quieres ir al apartamento?

-Si

-Pues ve, yo voy a ir andando.- Dije cuando una ráfaga de frío viento me puso la piel de gallina.

-¿Estás segura?

-Si.

-¿Sabes llegar?

-Si.

-Te quiero.

-Y yo.

Aria cogió un autobús y yo empecé a andar, quería despejarme, no es que me haya molestado lo del chico, es un cúmulo de cosas. Veréis, yo antes tenía mucho ego, me consideraba muy guapa y todo eso, pero con el tiempo los chicos se dejaron de fijar en mi y preferían a Aria, y me alegro por ella pero también tenía algo de celos. Poco a poco me había empezado a acomplejar con mi personalidad, porque yo sabía que de fea no tenía nada, y físicamente Aria y yo nos parecíamos mucho. Entonces pensé que quizá no fuese simpática, o divertida, o amable, no lo sé.


***

Apenas había andado cien metros cuando una mano fría tocó mi hombro, me asusté mucho, era de noche y podría ser un violador, o un ladrón, y a ver como le explicaba yo a mi madre lo que me pasó por ir sola por la calle, pero bueno, todo esto es irrelevante.

Me giré muy rápido, pero no era nadie peligroso (aparentemente)

-Hola, siento asustarte- dijo revolviendose el pelo- mi nombre es Joe. Era uno de los chicos que estaban con el idiota.

No respondí.

-Esque me acabo de enterar de lo que ha pasado y quería hablar contigo.

-Estoy bien. Gracias. Llevame a casa.- Le dije así, tal cual, sin interrogación ni nada.

-Ehh... vale.- Murmuró confundido- Sígueme, está aquí al lado mi coche.

Le seguí hasta un aparcamiento privado o una cosa extraña y se subió a un coche negro, era bonito. Llegamos muy rápido y me desabroché el cinturón.

-Gracias ¿Joe?

-Exacto.

Me incliné sobre el y le susurré muy cerca.

-Mañana a las tres de la tarde nos vienes a buscar a mi mejor amiga y a mi y nos llevas a conocer la ciudad y a tus amigos. Siempre que no esté el rubio ese, claro.

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