Capítulo I

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Primavera.

La rutina de Lauren Jauregui, una estudiante de preparatoria, solía ser sencilla. Todas las mañanas se levantaba a las 6 am, hacía sus aseos matinales, se arreglaba para ir al colegio.

Bajaba y le daba un beso de despedida a su madre, después de eso salía de casa y se dirigía a la esquina de su vecindario. Donde el autobús escolar se detenía y recogía a todos los alumnos de su calle.

Después de su rutina escolar, ella volvía a casa en el mismo autobús y hacia sus tareas. Comía algo, salía con sus amigas y regresaba a casa dispuesta a dormir. Nada fuera de lo normal, ella era una chica normal. Bueno... casi.

El secreto que Lauren ocultaba era su homosexualidad, la cual era dirigida única y exclusivamente a la chica de ojos marrones que subía al mismo autobús que ella.

Ella no sabía su nombre, pero iban a la misma escuela. Lo único que sabía es que debía ser un año menor que ella, puesto que no se la topaba por los pasillos del grado Junior.

Lo cierto era que Lauren pensaba que esa chica era hermosa y se sentaba dos asientos detrás de ella, todos los días.

Ella nunca encontraba la valentía de sentarse en el asiento de al lado, o en el asiento trasero. Lauren se sentaba dos asientos tras de la chica y eso... le bastaba.

Se dedicaba a observarla mientras fingía prestar atención al frente y admiraba su belleza, una belleza impecable, una belleza antinatural.

Ese día no fue la excepción.

La alarma del teléfono de Lauren sonó, indicando que era hora de levantarse.

Ella lo hizo sin rechistar, pues su abuela siempre le decía "Madurar es hacerle caso al despertador"

Se dirigió al baño de su habitación, adormilada, sin percatarse de que su patineta estaba en el piso.

­-"¡Demonios!" susurró al tropezar con ella.

Se levanto de inmediato, aunque para ser sincera ella deseaba quedarse tirada ahí y volver a dormirse. Pero no podía hacerlo, ella tenía que tomar el bus a tiempo.

Llegar temprano no le interesaba, ella sólo deseaba ver a la chica de ojos marrones y cabello castaño.

Veinte minutos después ella estaba lista, bajó corriendo las escaleras y se encontró a su madre en la cocina. Clara, era su nombre.

La mujer mayor la abrazo y cariñosamente depositó un beso en su frente.

-"¿Por qué tan apresurada, cariño?" preguntó.

Lauren suspiró.
"Hay una chica que va en mi mismo autobús, que tiene ojos cafés tan limpios como la corteza de un árbol en el que los niños juegan" pensó. "Y quiero llegar a tiempo para poder verla".

-"He despertado con un poco de energía" mintió. Y fue una mentira terrible, por cierto.

Clara rió.

-"Se notó, con el ruidajo que hiciste" rió.

-"Me tropecé" avergonzada se sonrojo y bajo la mirada.

-"¿Desayunaras algo?"

-"Sí, todavía tengo tiempo"

Ambas se sentaron en la mesa y comenzaron con un pequeño desayuno entre risas y bromas.

Cinco minutos antes de las 7 am, Lauren salió corriendo de su casa y se sintió aliviada al ver que el autobús aun no había pasado por su calle.

-"¡Jauregui!" una voz gritó a su espalda, la voz de Vero quien venía acompañada de Normani. Sus mejores amigas la saludaron y pacientemente esperaron el bus mientras charlaban.

Cuando éste llegó, Lauren fue la primera en subir.

Al pagar su pasaje detallo el lugar... Ahí estaba.

La chica de ojos marrones estaba sentada en el asiento de siempre, con sus amigas de siempre, riendo como siempre.

Así que suspiró y se sentó dos asientos tras ella... como siempre.

Está vez, Vero se sentó junto a ella. Lauren no quería que la charlatana de Verónica Iglesias, la interrumpiera mientras observaba a la chica de ojos marrones. Así que se coloco sus auriculares, acción que su amiga capto y supo que no debía hablarle. La ojiverde sonrió, porque lo cierto era que en realidad, no estaba escuchando nada.

Pero necesitaba bloquear por un momento a su amiga, necesitaba admirar a la chica castaña que estaba dos asientos por delante de ella. Necesitaba observarla sonreír para que su día estuviese feliz de igual manera.

-"Lo cierto es que cuando usas tacones altos pareces un helicóptero a punto de derrapar" habló la chica rubia que estaba sentada junto a la de ojos marrones. Y ambas comenzaron a reír, la risa de la castaña durando más que la de su amiga.

-"No te burles de mí" habló la chica a quien la ojiverde observaba.

Lauren se quedo en shock, puesto que usualmente sólo la escuchaba reír. Nunca antes la había escuchado hablar y debía admitir que su voz era más que sexy. Tenía un tono ronco, pero agudo y delicado a la vez.

Una sonrisa se abrió paso en su rostro, pues ahora sabía tres cosas más de ella. La primera, se ríe de pequeñas cosas. La segunda, su voz es hermosa al igual que ella. Y la tercera, ella no sabía caminar con tacones.

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando sucedió de nuevo. Las amigas de la castaña se quedaron en silencio y ella miró por la ventana.

"Es hermosa" pensó.

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La Chica del Bus (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora