¿Siempre unidos?

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Oscuridad... Mucha oscuridad a mí alrededor... siento el frío que recorre mis huesos, intento descifrar que es lo que hay a mí alrededor... pero nada se ve. La voz de Magnus suena:

- Vamos, hay que atacar a las hadas.

Muchas voces alrededor afirman lo que él dice, sus pasos suenan contra el duro suelo... a lo lejos se escuchan las espadas chocando y gritos de lamentos... delante de mis ojos aparece la peor imagen, cuerpos a mi alrededor... cuerpos fríos... sin vida... marcas demoníacas poseen todos, brujos. Empiezo a correr para alejarme del mal, del frío, de la muerte misma. Por más que corra, siguen habiendo demasiados cuerpos junto a mí. Busco con desesperación a mi hermano... él estaba... ¿Dónde está? Corro hasta que un único cuerpo aparece ante mí, me agacho y lo reconozco; mi corazón deja de latir... ante mí se encuentra lo que más temía, el cuerpo sin vida de mi hermano... caigo al suelo junto a él. Una luz aparece delante de mí, un hada muy grande... con una espada, apuntando está la dirección donde yo me encontraba. Mi ser se congela... la espada atraviesa mi frágil cuerpo y por esta mi alma se aleja de mi... mi runa arde, mi cuerpo tiembla y mis ojos se cierran...

- Aaaaaaah

- Shh Diana... todo está bien, solo fue una pesadilla – Magnus me abrazaba tan fuerte contra él, podía respirar, él estaba ahí, conmigo.

- Fue horrible, Magnus

- Cuéntame que viste, ¿quieres?

- No quiero recordarlo más...

- Está bien, ¿quieres que salgamos a desayunar?

- ¿de verdad? ¿a fuera?

- Si pequeña, ponte linda

- Yo ya soy linda por naturaleza

- Digo más linda... así los chicos mueren por ti

- Como si me pudieran ver...

- Verdad... Vamos vístete.

Magnus salió de mi cuarto, me tiré nuevamente en la cama y las imágenes vinieron nuevamente a mi muy rápido... una lagrima resbaló de mi ojo. Miau maulló y se acercó a mí.

- Estoy bien pequeño, es mejor que me levante... no quiero volver a dormir, nunca más.

Me arreglé y baje al salón, ahí me esperaba Magnus y estaba hablando:

- Si lo sé, hay que tener cuidado... nos vemos... chau, Adam.

- ¿Quién es Adam?

- ¿Ya estas pronta?

- Si... ¿Con quién hablabas?

- Con un amigo, el vendrá unos días aquí.

- A bueno, ¿vamos?

- Si, vamos

Salimos de casa, hacía un perfecto día de otoño. Caminamos por las calles de Brooklyn, sin ningún temor. Los mundanos pasaban por nuestro lado, sin saber que nosotros estábamos allí. Nos sentamos sobre una tela en el parque y Magnus hizo aparecer comida.

- ¿Tendremos un picnic-desayuno?

- Si, ¿no te gusta la idea?

- Claro que sí.

Comimos tranquilamente, hasta quedar totalmente satisfechos. Nos tiramos en la tela y quedamos charlando mientras mirábamos el cielo.

- Diana, ¿te gusta estar aquí?

Las crónicas de Diana BaneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora