Capítulo 1

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Como otro día cualquiera, Alex acababa de salir de la universidad. Llevaba, como era costumbre, su mochila repleta de libros, la bolsa con la ropa de baloncesto y una maleta pequeña con vestuario y maquillaje.

Se dirigía, como cada día, a recoger a su hermano pequeño Noah del colegio. Un chico de la edad de Alex debería, según el criterio de muchos, encargarse de sus estudios y dedicar cierto tiempo a los hobbies, a los amigos y a dejarse llevar por los deseos carnales y amorosos, pero su agenda estaba repleta del nombre de su hermano menor.

Cogió, como hacía siempre, el autobús de las 14:30 sin apenas haber comido para llegar a tiempo al colegio de Noah.

Cuando el pequeño hubo terminado su comida en el comedor escolar, ambos cogieron otro autobús en dirección al estudio de teatro. Esa tarde había un casting para un videoclip de un famoso grupo de rock, al que los mejores actores de la compañía se presentaron para dar impulso a su carrera que, si todo salía bien, despegaría con el lanzamiento de esa canción, o eso esperaban ellos.

A Alex le encantaba ese grupo, en especial la voz del cantante, por lo que tenía más ganas que nunca de conseguir el papel principal, y pensaba darlo todo de sí. No estaba especialmente preocupado dado que no sería el primer papel principal que obtendría, pues era buen actor, pero no paraba de mover las piernas debido a su nerviosismo, lo cual era totalmente comprensible.

Alex y Noah llegaron al estudio con un margen de 15 minutos antes de que empezaran las audiciones, y él era el primero.

Alex ordenó a Noah que se sentara, como siempre, en un rincón del vestuario mientras jugaba, leía o hacía su tarea y mientras, a toda prisa, Alex se vistió y comió como pudo, metiéndose el pan en la boca mientras se subía los pantalones, arremangándose la camisa cuando bebía agua y cepillándose los dientes a toda prisa al mismo tiempo que se abrochaba los últimos botones.

Salió de allí corriendo, poniéndose los zapatos y la chaqueta mientras se dirigía al lugar en el que se estaban llevando a cabo las audiciones. Tenía un dolor de barriga horrible debido a las prisas con las que había comido, pero corrió a través de los pasillos, abriéndose paso entre la gente que también iba por allí.

Nada más llegar lo llamaron, por lo que no tuvo tiempo ni de sentarse a recuperar el aliento. Pasó a la sala y allí estaban todos y cada uno de los integrantes de la banda, junto con la directora del estudio, unos cuantos empleados y otros actores que no adecuaban con la edad requerida para el videoclip, pero que igualmente quisieron acudir a ver el casting.

Los integrantes de la banda sonrieron ampliamente. Tal vez fuera una sonrisa de cortesía porque era lo que tocaba, pero Alex se sintió algo más cómodo y relajado. Excepto por ese terrible dolor de barriga.

-Adelante, Alex –dijo la directora con la habitual cara maternal que le dirigía siempre. Y era natural, pues lo conocía desde que tenía 6 años y siempre le fascinó el modo en el que transmitía perfectamente los sentimientos del personaje que le correspondía interpretar.

Entonces se levantó Ingrid, la que era su mejor amiga desde hacía años, y había conseguido el día anterior el papel de la protagonista femenina.

Otra vez ese dolor de barriga. Pero no iba a dejar que nada se interpusiera entre ese papel y él.

-Bueno, antes de que empecéis, me imagino que no será necesario recordaros que estáis muy enamorados en un mundo post-apocalíptico y debéis sentir todo lo que decís, ¿cierto?

Ambos asintieron.

-Muy bien entonces. Acción.

Interpretaron en primer lugar varias escenas que acompañaban a la música, en las cuales no había diálogo. Alex hizo todo lo que pudo por tratar de ocultar el horrible dolor de barriga por el que estaba pasando. Y, aun así, estaba haciendo un gran trabajo. Los integrantes de la banda, la directora, e incluso los actores más experimentados que allí había estaban fascinados por el cambio radical que vieron en el rostro y la expresión corporal de Alex. Era como si se hubiera transformado en su personaje. Como si se hubiese fundido perfectamente con su personalidad, interpretando incluso el brillo de los ojos que debía tener una persona en su situación.

Y llegaron a la parte del diálogo.

Más dolor de barriga.

-Prometí protegerte. Y eso es lo que voy a hacer –dijo Alex.

El vocalista cambió por completo su expresión y la forma en la que estaba sentado, prestando plena atención a las palabras de Alex.

-Jamás te pedí que lo hicieras. Con tenerte a mi lado estaré bien.

Por supuesto, Ingrid también era una gran actriz. Tenía un año menos que Alex, pero eso nunca le impidió obtener buenos papeles o ser reconocida por su talento. Por algo fue elegida anteriormente en las audiciones para la protagonista femenina.

Otra vez ese terrible dolor.

Alex posó la mano en el cabello pelirrojo de Ingrid, acariciándolo. Clavó sus ojos color caramelo en los brillantes ojos verdes de Ingrid, mientras ella agarraba su mano y la acariciaba.

-Protégeme a cambio –respondió Alex.

-¿No lo he hecho siempre?

Justo entonces, en el momento más inoportuno, y por lo que se odiaría durante mucho tiempo, se echó un pequeño y casi inaudible eructo que en su cabeza sonó como un terremoto.

Alex se quedó de piedra mirando a Ingrid, mientras ella trataba de tranquilizarlo con su mirada. Pero él ya se había derrumbado. En ese instante no supo si era mayor la vergüenza o el odio que se tenía a sí mismo por haber destrozado la que podría ser la audición más importante de su vida.

Y sin más, echó a correr hacia los baños, empujando a todos los demás candidatos que miraron hacia la puerta con cara de sorpresa sin comprender realmente lo que estaba ocurriendo. Corrió. Corrió incluso más rápido de lo que había corrido unos minutos antes para llegar a tiempo a la audición que acababa de arruinar. Si tan solo no hubiese comido...

Se sentó en un rincón del baño tras echar el cerrojo a toda prisa e hizo un ovillo consigo mismo, ocultando su rostro y el modo en el que las lágrimas salían de sus ojos.

No podía creerse que acababa de quedar en ridículo delante de una de sus bandas favoritas y, para colmo, seguro que esa escenita le había desacreditado delante de la directora y le hizo perder puntos con ella. Seguro que ya no confiaría nunca más en él para otro papel.

Se levantó lo mejor que pudo, se lavó la cara y, tras mirarse en el espejo lamentándose de él mismo, fue a por Noah para irse de allí.

-¿Cómo te fue? –sonrió como siempre sonreía cuando estaba con Alex. Y era de esperar. Su hermano era prácticamente lo único que tenía y la persona a la que más admiraba en todo el mundo.

-No creo que me cojan. Me encontraba un poco mal y... no ha sido la actuación de mi vida.

Se puso a recoger sus cosas y las de Noah.

-¿Entonces vas a jugar a baloncesto?

-Qué bien me conoces.

Ambos sonrieron.

Baloncesto... de solo pensarlo, Alex se sentía más contento. Tenía ganas de jugar y olvidarse de lo que acababa de pasar hacía pocos minutos. Al fin y al cabo, el mejor método para ello era comer (cosa que francamente no le apetecía mucho), o jugar a baloncesto, aquel deporte que desde pequeño le hacía olvidarse de todo y sentirse feliz cuando solo tenía problemas a su alrededor.

-¿Quieres una chocolatina? –dijo el hermano mayor, cogiendo las mochilas ya cerradas y agarrando a Noah de la mano.

-Vale.



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