Mi pequeña niña, la niña de papá:

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En algún lugar, lejos de la triste y oscura realidad:

Estando en sus mas tiernos pensamientos, muy pero muy lejos de la nefasta situación y a la realidad en la que le toco vivir y le toca soportar, se encuentra en transe, en transe con su mente. Pues en aquél sano pensamiento quiere ser una niña muy normal, pero el infierno en donde se encuentra, se lo impide. Y aquella pequeña niña de tan solo siete años, de sonrisa muy hermosa, de tierno mirar, de unos ojitos color verde crema, de una linda y hermosa cabellera, larga, lisa y rubia, de un tono de piel muy bonito, uno que hace de ella la mas linda de su comunidad, de una voz que muy bien podría estar en un buen coro, de unos nobles y tiernos sentimientos, que hacen de ella la señorita que siempre quizo ser y apesar de su corta edad, su comportamiento lo amerita. En fin, ella es un tierno angelito, que alguna vez disfrutó de ser una tierna y hermosa niña, la niña de papá.

Pero pareciese que el destino y la vida, estan siendo hermosamente duros con aquella pequeña, tierna y frágil niña. Una que con mucho orgullo y gran tristeza en su corazón, se acuerda del gran cariño de su noble padre, un hombre que siempre buscó lo mejor para ella. Simplemente su protector, su amigo, su hermano y mas que un padre, era quien le mostraba un mundo lleno de posibilidades para aquella nena que apenas empezaba a caminar, ver, reir y hablar. Cuando ella nació, lo hizo de manera prematura y ademas, salió con un pequeño defectito en su pequeño y noble corazón, el corazón de una linda y tierna guerrera.

Apesar de ser muy hermosa y de enamorar corazones, como los de los medicos y el de su padre, su querida madre, su grandiosa y amorosa madre no la aceptó pues ella queria a una sana niña y el destino, la castiga con esta niña, su primera hija, quien nace prematuramente y con un leve pero peligroso problema en su pequeño y delicado corazón. El desprecio empezó a cobrar vida en aquella niña, desde el momento que decidió salir del útero hasta el exterior, desde ese lindo y tierno momento, fue mirada con amor, ternura pero también con desprecio, aquel desprecio que sale de un ser frio, sin corazón ni sentimientos y apesar de ser la madre de esta hermosa niña, esta madre ni siquiera merece que aquella infante le regale siquiera una sonrisa, un abrazo o un te quiero. En vez de verla con amor, amor de madre, la miró con un frio, cruel y mundano desprecio aquél que la persigue aún ahora que es una niña con ganas de vivir, pues ha sorprendido a muchos, ya que la esperanza de vida que los medicos le dieron cuando ella nació, era de unos tres o cuatro años de vida. Pero simplemente ella quiere vivir y apesar del infierno en el que se encierra en torno a esta tierna, linda y luchadora niña, ella quiere sobresalir, sorprender pero lo que mas quiere, es vivir. Y hará todo lo posible para tener una, larga y duradera vida, aunque sea en este infierno, llamado hogar.

Quizá sus tristezas, le impidan sonreir a sus amigos, familiares o cualquier otra persona pero es más que obvio que su incapacidad de hacerlo, es dado al difícil estado en el que se encuentra pues aquel infierno de hogar que le toco vivir se lo impide y más que eso, esta el frio trato de aquella que le dio la vida. Sus frias, oscuras e hirientes palabras, hacen de ella la hija bastarda de la familia, la hija que con tanta ilusión esperaron, pero apenas nació, simplemente la ignoraron y la trataron peor que la mascota de la familia y eso que ella es una humana, pero para su madre ella no es nadie, absolutamente nadie.

-Mocosa, mocosa,-se escuchaba una voz que hacia resonar, hasta el inconsiente perdido de aquella tierna niña,-¿Es que no escuchaste? ¡Tras de insolente, mal portada sorda!

-Perdón madre, estaba pensando,-se disculpa y mira hacia otro lado, pues no quiere mirarla.

-¿Tu piensas? Eres bruta, tonta y mala hija,-responde aquel ser tan despresiable,-Tu no piensas, pues eres un animal, un bicho que simplemente en esta casa, hace estorbo.

-Lo siento madre,-llora desconsoladamente,-Perdón por ser aquel estorbo en esta casa y en esta familia, perdoname.Yo la quiero, pero odio y me da tristeza que me trates asi, disculpa si piensas eso de mi.

Cuentos tristes de un escritor en soledad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora