Capítulo 03

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POV

Rubén Doblas.

Llegue al banco, los dos cajeros estaban ocupados. Estaba de pies esperando a que alguno de los dos se desocupara, se prendieron las luces del cajero. Claramente ya era de noche, saque mi móvil y eran las 8 en punto. Llamaría a Cheeto saliendo del cajero, seguramente estaría llegando al aeropuerto.

Al fin se desocupo un cajero, metí mi tarjeta. Escuche que se abrió la puerta, no preste atención. La señora que estaba usando el otro cajero se movió, yo estaba en lo mío esperando mi dinero y como por instinto o no sé porque realmente pero gire mi cabeza a la maquina a mi lado. Estaba una chica, solo la vi de perfil. No sé porque, pero estúpidamente sonreí y ni siquiera me estaba viendo.

Me quede observándola hasta que recordé mi dinero, parpadee y tome el efectivo. Lo guarde en mi cartera, recibí mi tarjeta y mi recibo. La observe una vez más, de nuevo no pude ver su rostro, solo su perfil que era tapado por su cabellera. Así que solo la miraba por curiosidad, me llamo la atención su aroma. En cuando se paró a mi lado puede percibir su olor, era como una mezcla entre dulces melocotones y rosas. No parecía ser de una fragancia o perfume, era como su propio aroma.

<<Camina Rubius, camina>>   — me dijo una voz en mi cabeza.

Caminaba a la puerta de salida cuando las luces del banco se apagaron por unos segundos, volvieron a prenderse pero esta vez más tenues. Alce los hombros, guarde mi cartera en mi bolsillo y jale la manija de la puerta. No abrió, jale la manija de nuevo y no abría, ni siquiera hacia ruidos.

—No puede ser —. escuche esta dulce voz a lo lejos.

Voltee a verla, era esa chica. Su voz era linda y al fin pude verle la cara, tenía el rostro levantado hacia el techo. Tal vez mirando las luces que estaban bajas, agacho la mirada y se junto con la mía. Tenía unos ojos preciosos, de donde yo estaba se veían cafés. Sus labios estaban rojos rojos, tal vez por el frió. Su cabellera castaña y larga en ondas, era una chica muy bonita.

De repente me di cuenta de que me sonrió, sus labios formaron una curva perfecta. Le sonreí, de repente sentía que tenía que decir algo pero no sabía qué. Me puse nervioso, me di la media vuelta mirando hacia afuera. No había ni una sola luz, ni los faros de la calle o de los edificios de oficinas, nada de luz. Ni un solo faro de energía prendido.

<<Mangel me va a matar>> — pensé.

Escuche su voz de nuevo, voltee a verla intentando de ser lo más discreto posible. Estaba hablando por teléfono, recargada en el cajero dándome la espalda.

—¿Cómo lo has sabido?... Supongo que si... Estoy bien... No... Al parecer encerrada en el cajero del banco... No estoy sola... Un chico... Mama no empieces... Si lo prometo... Vale, saluda a la abuela... Ojala que si... Bye.

Sonreí de nuevo, me di cuenta de que ella se había dado cuenta de que la estaba mirando demasiado fijo. Recordé a Cheeto, tenía que llamarlo y de paso avisarle donde estaba. Saque mi móvil, no tenía mucha batería pero tal vez era la suficiente para llamarlo.

¿Estás bien?— Su voz de andaluz no podía faltar.

Si estoy bien ¿y tú?

No tan bien, estoy en el aeropuerto con los chicos esperando a Mangel, pero con el apagón nos quedamos en el estacionamiento, no se abren las puertas de entrada o salida del aeropuerto.

¿Así que fue un apagón?

Si tío, aparentemente fue en toda la ciudad, es algo así como una cosa que va a quedar anotada en la historia de España.

No tengo mucha batería así que....

¿Cheeto?... ¿Cheeto?... ¡Cheeto! —se había cortado la llamada, mi móvil se apago.

El apagón [Rubius]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora