3 años

65 5 0
                                    


Peleas de hermanos:

Con el nacimiento de Mario Marcio el año pasado, tuve que reorganizar el trabajo. El dinero que yo ganaba pasó a ser poco para alimentar a dos niños y dos adultos. Decidí ir tras clientes más importantes ofreciéndoles el servicio de asesoría de prensa, un trabajo que puedo hacer desde mi hogar, sin mayores daños a mi vida de madre y ama de casa.

Pero Mario Marcio no deja trabajar a nadie. Todo lo que Alisson tuvo de quietita, Mario Marcio lo tiene de llorón, mañoso, sucio, inquieto. Se convirtió en mi "noviecito" , pero a veces cansa. el chico exige demasiado de mí. Y no se lleva muy bien con la hermana.

-Mamá, Maio Maxio me quitó mi pelota.

El reclamo comienza a horario: siempre ocurre cuando estoy en medio de un pensamiento, en medio de una frase. Para no perder la concentración en el trabajo, suelo responder:

-Él es pequeño, olvídate de eso y ve a jugar a otra cosa.

Pero ¿quién dice que tengo paz? Cinco minutos más tarde...

-Él me quitó mi muñeca.

-Tienes varias, es solo cuestión de jugar con otra y no preocuparse; ya eres una señorita, tienes que dar el ejemplo.

-Él me quitó mi oso.

-Entonces quítale su avioncito.

-Él rompió mi muñeca favorita.

-Rompe el juguete favorito de él.

-Él me quitó mi helado. Y mi sombrero y mi espada. Y mi libro y mi cubeta de playa, y mi mochila y mi anillo. Y mi pelota de vóley.

-¿Qué quieres que haga, Alisson, qué? ¡No sé qué hacer! Estoy aquí intentando trabajar y tú vienes cada cinco segundos a reclamar alguna cosa. ¿Quieres saber? ¡Ve allá y quítale todo a tu hermano! ¡Lucha por tus objetivos, peléate por tus pertenencias! El mundo ya está lleno de mosquitas muertas, ¡no precisa una más! ¿Dónde está tu iniciativa? ¿O es que necesitas a tu mamá para todo? No puedes convertirte en una debilucha. ¿Qué pasará cuando yo no esté aquí para ayudarte?

¡Caramba! Por la curvatura de las cejas y por el cambio en cámara lenta de la expresión de su cara, yo sabía lo que estaba por venir. ¡Qué fastidio! Exageré la dosis. De nuevo. ¡Qué cosa más difícil es educar!

-¡Buááá! ¡Buááá! ¡Buááá! 

-¡Ay, hija, ¡ven acá! Qué madre estúpida tienes. Discúlpame, ven aquí, discúlpame... Arrorró mi niña, arrorró mi sol, arrorró pequeña de mi corazón...

-¡No quiero dormir!

-¿Qué quieres entonces, Alisson? Mamá necesita trabajar para comprar más juguetes, para que tu hermano no tenga que quitarte los tuyos.

-Está bien. Adiós,má. Voy a jugar con Maio Maxio.

Primer día de clases: 

Hoy llevé a Alisson a su primer día de clases. Con el corazón apretado, caminé hasta la escuela de la mano con ella: había llegado la hora de que mi pequeñita soltara mi falda para socializar con otros niños, pero... ¡es tan pequeña! ¿Le caerán bien los otros alumnos? ¿Sabrá conversar, interactuar con ellos? ¿Cómo se comportará delante de las caras nuevas? ¿Cómo reaccionará a la ausencia del papá y de la mamá?

Cuando comenzamos a subir los escalones de la escuela, sonrió con gusto y sus ojos centellaban con tantas novedades. El el kinder me presenté con la maestra Angélica, que sería la responsable del curso de Alisson.

Mientras conversaba con la profesora noté que mi hija es la desinhibición en persona. Yo allí, llena de preocupación y de lágrimas en los ojos, muerta de pena de entregársela a una desconocida durante las siguientes cuatro horas, y ella ya completamente compenetrada con sus compañeritos, riendo, jugando y hablando como si los conociera desde hacía tiempo y no hace segundos. Me sentí orgullosa: finalmente era un día importante y estaba saliendo muy bien.

Me despedí con un beso rápido. Pensé que sería una despedida cinematográfica, ya que era la primera vez que pasaríamos tanto tiempo separadas. Pero fue bien modesta. Después de darle varios besos más, intenté prolongar el abrazo todo lo que pude, pero...

-¡Ya está bien, má! ¡Basta de besos! La maestra está llamando, adiós...

Con una mezcla de emoción y sorpresa, descubrí que tengo una hija muy sociable. Después de despedirme, no resistí y me quedé escondida detrás de unos árboles, espiando su adaptación, su comportamiento, viendo si lloraría extrañando su casa... Muchos niños comenzaron a chillar, pero no Alisson. Parecía una mujercita muy educada, quietita, independiente, y hasta consoló a algunos compañeros llorones. desenvuelta, natural, carismática... En poco tiempo el curso entero estaba a su alrededor. Y yo, desde mi escondite, miraba todo en silencio, babeándome, llena de orgullo, hipnotizada por aquella pequeña simpática y encantadora, mi hija.

Ella no estaba llorando, pero yo...

¿Por qué?: 

-Mamá, ¿por qué papá tiene que salir ahora?

-Porque necesita trabajar.

-¿Por qué?

-Para ganar dinero.

-¿Por qué?

-Para poder comprar leche.

-¿Por qué?

-Porque a Alisson le encanta.

-Entiendo. Dile que puede ir.

Por la noche, Armando llegó a casa y, apenas abrió la puerta, escuchó de la pequeña:

-Hola pá, ¿dónde está mi leche?

-¿Leche? ¿Qué leche, muñeca?

-¿Trabajaste?

-Trabajé.

-¿Ganaste dinero?

-Gané.

-Entonces... ¿dónde está mi leche?

----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

¡Hola! Perdón, anoche no pude más del sueño y la seguí hoy. Les quería pedir por favor que compartan, voten, lean y comenten la historia. Siento que a nadie le gusta, por favor díganme en los comentarios que les parece, no se como hacer para que tenga mas vistos, etc. Por favor ayúdenme, gracias. Espero que la disfruten. Besos. 

   -Valen.


¡¿En serio, ma?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora