Cuando Dani y yo llegamos a mi casa me despedí de él con un largo beso frente a la puerta, cuando él ya se alejaba para irse a la suya y yo abrí la puerta y grité "Ya estoy en casa" sin obtener respuesta, deduje que no había nadie y le avisé para que volviera, a lo que él respondió con una cara provocativa y un juguetón guiño de ojo. Entramos de la mano y subimos por las estrechas escaleras que daban al primer piso, dónde se encontraban la habitación de mi hermano mayor y la de mis padres, subiendo otro piso más, en la boardilla, se encontraba mi habitación, un poco caótica pero nada fuera de lo común.
Me tiré en la cama como símbolo de derrota y él se lo tomó como una invitación para tumbarse a mi lado, comenzó a darme besos en el cuello y se quitó la camiseta en cuestión de segundos, para cuando me quise dar cuenta yo estaba a su lado en sujetador.
- Que bonito es ese sujetador, pero está manchado, deberías quitártelo para no olvidarte de echarlo a lavar.- me dijo él en tono burlón.
Para cuando yo riéndome comenzaba a obedecer la puerta de casa sonó y tras oír el andar de los altos tacones de mi madre, me puse mi camiseta, le di la suya para que se la pusiera y abrí mi mochila para sacar un libro y fingir que estábamos estudiando. Antes de que mi madre subiese los dos pisos que nos separaban yo ya estaba sentada en la silla y Dani en la cama con un libro cada uno, por los pelos.
- Hola mama.
- Hola Adriana.
- Hombre no sabía que teníamos visita, ¿qué tal Dani?
-Todo bien ¿y tú?
- Cansada. Por cierto, ¿queréis algo para picar?.- nos preguntó mi madre.
- No si yo ya me iba, solo estaba explicándola una cosa.- respondió Dani como excusa.
- Vale, tomaros el tiempo que necesitéis.- nos dijo mi madre yéndose de una vez por todas.
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A falta de tus besos
Ficțiune adolescențiImagínate que a un cojo le roban su su bastón, eso hiciste tu conmigo pero llevándote mi corazón.