Capítulo Diecinueve.

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Mini- maratón.

Capítulo Diecinueve.

"Tanto Como Tú"

Rubén: ¿Y qué harás?

Tú: Rubén, Eduardo me sigue engañando, necesito que alguien me escuche, no quiero perderte otra vez.

Rubén: Dame una copa si me hablarás de tu desastre de matrimonio, por favor.

Tú: Okay... - Se dirigió a la cocina y cinco minutos después regresó con una botella de vino medio vacía.

Rubén: ¿Decías en serio?

Tú: Bebe de la botella, me da pereza buscar las copas.

Rubén: Que modales tenéis, ni parece que tengáis dos hijos. - Bebió de la botella. - Bien, comienza.

Tú: Ya no hay nada nuevo para decirte, sabes todo lo que sucede.

Rubén: Pues dime otra cosa.

Tú: Los primeros días que no estabas me moría por gritarte lo mucho que te odiaba, no quería que te fueras... - Di una pequeña risa. - Incluso hice un berrinche digno de una chavala de 12 años.

Rubén: Pero tenías al parguelón de Gutiérrez.

Tú: - Le quitaste la botella y diste un trago. - Se la pasaba de fiesta en fiesta, no me sorprendería saber que tiene más hijos bastardos.

Rubén: ¿Y para qué seguías con él?

Tú: Rubius... ¡Todos se habían largado! Alejandra se había ido a Canadá por una beca entera, Jordan estaba en prácticas con el equipo de baloncesto, Dolf era el presidente del consejo estudiantil y May se la pasaba en el taller de actuación.

Rubén: Yo les dije que te apoyaran, vaya amigos que teníamos.

Tú: Ya me da igual... Al terminar ni me despedí, Eduardo me llevó a cenar y después a mi casa.

Rubén: ¿Ya habían...?

Tú: Después de cumplir un año lo platicamos y pues, a los seis meses me enteré que llevaba un par de semanas de embarazo, tuve que salirme de la carrera, que al final no me convenció de todo, decidimos casarnos, aparecisteis y casi me acobardé pero no quería criar sola a mi niño... - Rubén la miraba en silencio, atento a lo que contaba la mujer de sus ojos. - Gustavo llegó porque quise darle una oportunidad a nuestro matrimonio, Eduardo no te soportaba ya. Ahora me doy cuenta lo idiota que fui.

Rubén: No lo fuiste, te había dejado sola y buscaste quien no lo hiciera, yo fui el que falló como amigo, pero más estúpido fui al no decirte que te amaba como un parguela. - Comenzó a sonar tu móvil, contestaste.

* Llamada. *

Tú: ¿Diga?

Jimena: Hermanita, ya terminamos de comer, me preguntaba si me dejas llevar a los niños a "Moy Land".

Tú: Claro, yo estoy viendo un maratón de películas en internet.

Jimena: Vale, nos vemos.

* Fin De La Llamada. *

Tú: Creo que ambos somos torpes por no darnos cuenta, estábamos tan ciegos de amor... Ya es tarde Rubén...

Rubén: Nunca lo es ___________, mis sentimientos no han muerto, siguen jodiendo en mi corazón... - Se quedó callado unos segundos. - Que gay acabo de sonar.

Tú: Nadie más sabrá eso Rubén, nadie. - Sonreíste.

Rubén: Eso quiero... No quiero que nadie más se entere lo enamorado que estoy de ti. - Unió sus labios a los míos, había pasado tanto tiempo desde que estábamos solos, nunca nos besamos porque era incómodo poniendo de por medio nuestra amistad, al carajo la amistad, siempre quise besarlo cuando era joven, ahora cumplía ese deseo que vivía reprimido dentro de mí.
El estar un poco bebidos tiene ventajas y desventajas, en algún momento llegamos a la habitación, nuestras ropas caían por todos lados, reíamos y nos dedicábamos miradas tiernas, Rubén no decía nada, pero lo conozco.

Rubén: ¿Segura?

Tú: ¿Qué? Claro que si, ¿porqué no estarlo?

Rubén: Te amo ___________... - Lo encaminé hasta la cama, esa cama donde Eduardo y yo concebimos a los niños, ¿qué cojones...? No, Eduardo no estaba aquí, prefirió estar ebrio en la prisión.

[...]

Narra Rubén.

La acaricié con mucha delicadeza, quería recordar esa piel, ambos desnudos, una fantasía que tuve desde que Willy me hizo ver que me tuve que dar oportunidad con ______________ y dejarle entrar en mi corazón.
Me dejó acceder mi lengua en su boca, choqué con la suya, necesitaba más, no tuvimos tiempo de arrepentirnos, ya no.
Sentí sus manos sobre mi cabello, justo en la nuca, enredándose como si de seda se tratara.
Tenía los labios mas dulces que había probado nunca. Tenerla entre mis brazos, bajo mi cuerpo era lo que mas había anhelado desde que me aleje de la ciudad. Desde entonces ella había ocupado cada uno de mis pensamientos, mis sentidos, todo le pertenecía a ella y ahora le tenía aquí para mí. Toda aquella encantadora e indefensa criaturita que cerraba los ojos cada vez que me frotaba contra su delicado cuerpo.

_______: Rubius... - Escuché su voz temblorosa, con miedo de lo que aun no pasaba.

Rubén: Tranquila, ¿si? No tienes de que preocuparte mientras yo este contigo. - Mordió su labio inferior y se tensó, algo definitivamente no andaba bien con ella. Y apostaría lo que fuera a que sabía de que se trataba.

Rubén: ¿Es por Eduardo? ¿Le tienes miedo? - No pudo mirarme siquiera, eso sólo logro comprobar mis sospechas. - Estoy contigo en esto. No debes temerle más, no hará nada mientras tú y yo estemos juntos. - Una sonrisa derriba el lugar donde antes había preocupación. El temor salía de ella y me dejó ver por fin a esa pequeña aunque fuerte mujer de la que estaba profundamente enamorado.
Volví a su boca, dejando mi lengua penetrar en ella haciendo un baile erótico con la suya. Tome una de sus piernas por detrás de la rodilla y apoyé el brazo en la cama, haciéndome un espacio mayor entre sus piernas. Ansiaba aquel momento y al unirme a su cuerpo tuve que dejar salir el aliento que no me había dado cuenta que había retenido.
Entré en ella lo más lento que podía permitirme, sentía el corazón estallar y el cuerpo me traicionaba pidiendo más, pero no podía forzarlo, quería hacerlo durar, al fin y al cabo, era la primera vez que estaba con __________...
Su respiración dificultosa y el sonido de sus gemidos me hacían acelerar el paso y con el el ritmo acelerado de mi corazón, que ya latía desbocado de por sí, comenzaba a desenfocar la vista. Lo que se avecinaba sería un golpe duro. Mis brazos flaquearon cuando un gran grito de liberación llegó a mis oídos y con él la agradable sensación de mi polla siendo exprimida por sus contracciones, dejándome ir con ella apenas segundos después, convirtiendo esa en la segunda corrida mas larga que había tenido, solo comparándose con las de mis días de pre-púber frente al monitor del PC.
Recupere la respiración de a poco y me incliné hacia ella, dejando un pequeño beso en sus labios antes de dejarme caer sobre la cama a su lado, abrazando posesivamente su costado. Ella ni se movió, parecía no poder y ni siquiera lo estaba intentando. Su ritmo cardíaco agitado y el movimiento desesperado de su pecho sólo me indicaban que estaba agotada, así que me dedique a mirar su acalorado y admirable rostro con el dorso de los dedos. Por ahora no podía hacer más, y no me era necesario mientras la tuviera a mi lado por el resto de la noche.

[...]

Gracias a PenitaJohnson por la enorme ayuda ^^

Ya tendremos otro capítulo pronto donde les diré sorpresas beshas que ya había dicho con anterioridad. :)

#PandiKames®

Depende De Ti || Yayo Gutiérrez/Rubén Doblas ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora