Epílogo

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Abrí mis ojos admirando la oscura habitación, la caja seguía en el escritorio intacta, y de la ventana se reflejaba el resplandor del atardecer.

Admire la ventana del frente, la habitación se encontraba oscura. Habían pasado días desde que se encontaba solitaria, sólo el ruido del viento era el único presente allí.

Suspire y corrí la cortina, sin arrepentimiento, tomé la caja y salí del cuarto.

La casa nunca antes había estado tan silenciosa desde que el abuelo se fue, y ahora que la abuela Sarah se encontraba sola no podía ni siquiera cuidarla; debía salir de la ciudad y conseguir un trabajo. Luego de la graduación nada de lo que había soñado se había cumplido.

Abrí la puerta principal y contemple a Skyler parada con el puño levantando a punto de llamar a la puerta.

-Oh, ¿Necesitas algo?-. Me sorprendí ante lo frío que había sonado.

La muchacha parecía algo asustada, y trataba de buscar las palabras, sin embargo, balbuceaba.

-Hummm, ¿Se.. Se encuentra Thomas?-. Su suave murmullo estimulo que tragará fuertemente.

-No, no sé encuentra-.

-¿Sabes dónde puedo encontrarlo?-.

Lo pensé por un momento, e impulsivamente me extraño la decisión que creía que debía tomar.

-No, sólo se fue, no dijo a dónde iba-.

Observé como bajaba su mirada, triste y completamente desconcertada, noté sus palmas siendo clavadas por aquellas uñas de una forma agresiva.

-Oye, ¿Estás bien?- Apoye la mano en su hombro. Ella asintió rápidamente.

Se alejó lentamente y la vi correr hasta su casa. Fui hasta la habitación y corrí la cortina para verla sentada en el suelo con las manos en cada sien, con notas esparcidas en el suelo.

Dejé de mirarla para volver a salir de la casa, y empezar a caminar hasta la estación de trenes.

Tal vez, estuviese tomando la decisión equivocada, pero ahora no podía pensar en ella debía pensar en mí. Tenía que encontrarme a mi mismo nuevamente, y si no fuera tan tarde, regresaría por ella; por una parte la odiaba y por otra parte aún la quería, y lo peor de todo es que la echaría tanto de menos hasta perder toda mi cordura.

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