1/2
NARRA ALESSIA
Hacía unas dos semanas des de que hablé por primera con Alex. La verdad es que me cae muy bien...bueno, quizás es algo más, no sé.
Aún recuerdo sus últimas palabras el primer día "Porque yo no querría ser simplemente tu amigo"...aún me sonrojo al recordar aquellas palabras.
Pero bueno, des de aquél día estamos juntos siempre, claro, estamos en la misma habitación y no nos queremos aburrir.
Estaba sumergida en mis pensamientos cuando noté que alguien me tocaba el brazo.
-¿Eh?
-Alessia, que te estoy hablando.-Alex
-Ah, sí, perdona, ¿qué decías?
-Que tengo hambre, ¿quieres ir un rato a la cafetería a tomar algo?-Alex
-Perfecto, ya me rugen las tripas.-tocándome la barriga
Él se echó a reír y me tendió la mano para levantarme...o eso pensaba, pero ya estábamos en los pasillos y él no me había soltado la mano, aunque yo no lo iba a soltar, se estaba muy bien así.
Llegamos a la cafetería y yo me pedí un café con leche y una pasta y Alex pidió un zumo de naranja natural y un croissant.
Cuando ya teníamos lo que queríamos nos sentamos en una de las mesas.
Íbamos hablando de tonterías, bueno, mejor dicho, yo hablaba de tonterías y él simplemente me miraba.
-Ehm...¿me estas escuchando?
-Alessia, yo te quería decir algo.-Alex
De golpe el ambiente se volvió muy tenso e incómoda.
-Claro, dime, ¿qué pasa?
-Tú pasas.-Alex
-¿Cómo?
-Alessia...sé que tienes novio...pero...piensa que hay muchas posibilidades de que él no se vuelva a despertar...
En esos momentos me cambió la cara por completo.
-Ya lo sé que quizás no se despierta nunca jamás, pero tengo que tener esperanzas. Sé que se despertará, mi Omar es muy fuerte y lo conseguirá y yo estaré allí para ayudarlo en todo lo que pueda, ¿vale?
-Sí, pero yo...-Alex
-Déjame, ¿quieres?-levantándome de la silla
Me dirigí hacia la puerta, me volví a girar a mirarlo.
-Imbécil.
Quizás no tendría que haber reaccionado tan así, pero joder, no es que me haga mucha ilusión que me digan que quizás no se despierta nunca más aunque sea verdad.
Me fui a la calle a fumar. Sí, nadie sabía que fumaba. Era un secreto que sólo lo sabíamos yo y Ainoa, ya que sé que los demás no me dejarían si lo supieran.
Estaba perdida en mis pensamientos, aunque no me aclaraba. Digamos...que cada pensamiento es un hilo negro...pues en esos momentos mi mente era como el fondo de un pozo sin fondo, más oscuro que el carbón. Estaba tan metida en mis pensamientos que ni me di cuenta de que alguien se había sentado a mi lado.
-Lo siento, ¿vale?
Giré la cabeza y, efectivamente, era Alex.
-No, no, lo siento yo...es que a ver, también podrías haber tenido un poco más de tacto y habérmelo dicho con más delicadeza. Además, ¿me querías contar eso? Porque eso es una cosa que ya sabía des de que Omar tuvo el accidente.