-Quiero ser tu musa.
-¿Qué?
-Lo que oyes.
-Eso no se puede elegir. Ni yo misma puedo elegir lo.
-Pues yo lo seré ten lo claro.
-¿Sabes algo acaso algo sobre la supuesta idea de como debe ser una musa?
-...
-Lo que suponía. Deberás prepararte para ser mi problema y mi solución. Para estresarme, agobiarme, convertir mi vida en un puto caos, pero, al mismo tiempo tienes que ser una bocanada de aire fresco. Para aguantar me, también debes saber que los escritores nunca seremos felices, o por lo menos en mi caso. Y que yo pueda vivir sin tu presencia, pero, a pesar de esto, no poder dejarte ir de mi vida.
-Lo conseguiré, o por lo menos conseguiré formar parte de tú arte. Debido a que te acompañare todo el tiempo que me dejes y acabaras escribiendo de mi inconscientemente. Pero, si me voy yo, acabaré siendo tu musa ya que escribirás sobre el dolor de mi marcha.
-Estas completamente loca ¿lo sabes no?
-Eso significa que tengo razón.
-Te quiero Paula.
-Pero yo mas Pilar.
Y si, aunque no lo creáis tuvo razón durante un corto periodo de tiempo. Consiguió ser mi musa y también romper me debido a que en el juego del querer siempre ganó yo.
ESTÁS LEYENDO
No Pidas La Luna, Consiguela.
Poesía"Que quizás no te lleve a nada bueno, pero te da igual, simplemente con tenerla cada mañana al otro lado de la cama con esa sonrisa te da igual lo que haga contigo, como si quiere romperte en mil pedazos."