Cuatro.

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CAPÍTULO 4. FIESTA DE CUMPLEAÑOS.

-Di... diga- contesto al fin tartamudeando y muy nerviosa.

Un silencio, largo, muy largo, a decir verdad demasiado largo. Parece que se ha equivocado al llamarme y ahora no sabe que decir y acabará colgando, seguro.

- ¿Quién es? - hago como si no supiera quien me llama y a la vez le meto un poco de prisa para que diga algo. - ¿Hay alguien? - sigo insistiendo.

-Hola... - dice por fin.

Y a mi se me acelera el corazón y me quedó bloqueada, era fácil hablar cuando él no respondía, pero ahora... Su voz suena tan cambiada, suena a hombre.

- Soy yo... Raúl - dice tímido y con el tono entristecido, quizás porque he fingido que no sabía quien era.

- Ya, hola - respondo casi sin creer que me haya llamado, pero así es.

-Hoy es mi cumpleaños... - susurra y parece que lo dice como cohibido.

-Pues felicidades - espeto sin dejarlo hablar.

- Me han dicho que van hacer una fiesta... ¿tú vas a ir? - parece que tiene ganas de verme... O se ha convertido en muy buen actor.

Quizás él también quiera hablar conmigo.

-No creo... nadie me ha dicho nada, y además he quedado - miento, quiero ponerle celoso, pero en realidad no sé porque miento, quiero decirle que sí voy a ir y que me muero de ganas de verlo.

-Ah... está bien. Pues adiós- responde molesto y no dice nada más.

Asique confirmo que él quería verme y le ha molestado que haya quedado en vez de ir a su fiesta.

No respondo, sólo cuelgo. Soy estúpida. ¿Por qué no le he dicho que si voy a ir que quiero verle que me muero por besarle? Soy totalmente imbécil. Debería haberle dicho todo eso...

Olvido lo que acaba de pasar, en un rato le veré, ¿que le digo cuando lo vea?

Cuando llegue le doy un abrazo y le digo: "claro que iba a venir, si me moría de ganas de verte."

Estaría bien. No, demasiado cursi... Simplemente le digo "hola", supongo que él tampoco querrá hablar conmigo, si hubiera querido hablar conmigo lo habría hecho a lo largo de estos dos años.

Llego a casa de Nuria. Me abre Adrián con una amplia sonrisa en el rostro.

- Cuanto tiempo sin verte - exclama feliz acercándose para darme dos besos y la verdad es que hace casi una semana desde que nos vimos la última vez y fue cuando él me beso... Recuerdo aquel beso y sonrio como una estúpida.

- Mírate, estas preciosa - añade haciéndome dar una vuelta sobre mi misma y luego me da un fuerte abrazo y por fin en estas dos semanas me siento a gusto, tranquila y lo abrazo yo también y solo quiero que ese abrazo dure para siempre.

- Hola - respondo un tanto avergonzada después de ese largo abrazo y por lo que me dice.

Nuria baja a toda velocidad por la escalera, me da un beso en la mejilla. Desaparece entrando en el salón y sale dejando a sus padres allí.

- ¡Adrián, ¿nos llevas, o vamos nosotras?!- grita desde la entrada sin ser necesario que grité ya que él está solo a unos metros, en la cocina.

Adrián no responde, se presenta delante de nosotras en un segundo con las llaves del coche en la mano.

Sale de la casa y nostras le seguimos en silencio. En unos minutos estamos en el cortijo de Javi y ya hay un montón de gente pero el aún no ha llegado.

Bajamos del coche y nos saludamos entre todos. Hace mucho tiempo que ni veía a muchas de las personas que están en la fiesta y la verdad es que me da mucha alegría volver a verlas. Echaba de menos salir de fiesta y estar con gente que no conozco y con otros a los que conozco desde que íbamos a la guardia.

- Adrián, he olvidado mi móvil, me das las llaves para que lo coja por favor.- Me acerco a él y me pongo de puntillas para hablarle cerca del oído ya que la música esta bastante alta y casi tengo que gritar para que él me oiga.

Él no se lo piensa y sin duda alguna me las da guiñandome un ojo.

Me encanta cuando él hace eso, se ve muy sexy cuando me guiña.

Salgo canturreando una canción que han puesto, distraída mirando las llaves y jugueteando con ellas me choco con alguien.

Soy una persona muy torpe, agarro al chico con el que acabo de chocar del brazo y las llaves caen al suelo.

-Perdona... no te había visto - se disculpa sin levantar la vista de su móvil.

A parto mis manos de su fuerte brazo y le miro a la cara.

Lo miro un instante y me quedo boquiabierta, él levanta la mira y se topa con la mía, permanece dos segundos inmóvil, callado, sin decir nada. Es un instante precioso.

Hasta que ambos nos agachamos a coger las llaves que siguen a sus pies en el frío suelo y nuestras manos se encuentran.

Y se me acelera el corazón y se me entrecortada la respiración y el tiempo se para mientras él me mira con sus penetrantes ojos grises.

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