Capitulo 1

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Capítulo 1.

Me senté en el suelo y abrí la caja. Sabía con antelación lo que había ahí dentro pero no por ello me sentí menos sorprendido. Metí la mano y saque una cámara de fotos, una bastante antigua. Y muchísimas fotos que puse en el suelo, sin mirarlas. Demasiadas para contarlas, y todas tienen una historia que contar.
Me sentía abrumado por el sentimiento que me invadía; nostalgia, alegría y también tristeza. Todo al mismo tiempo.
Cogí el cordel que había dejado en la cama y lo fui atando de una pared a otra, formando hileras. Coloque las fotos en orden cronológico. Por fecha. Y una vez colocadas todas me senté en el suelo con las piernas cruzadas, como los indios.
En la primera foto estaba yo, con 6 años mas o menos, balanceándome en uno de los dos columpios que estaban pegados en las ramas de un viejo roble. En el jardín delantero de la vieja casa donde vivían mis abuelos... La cogí en la mano; miré su textura, y los colores de fondo. Era casi medio-día y los rayos del sol que venían justo detrás de mi hacían que mi cuerpo solo pareciese una sombra con figura humana. Aunque mi cara podría verse perfectamente; estaba sonriendo.

Primera foto. Escrito en tercera persona.

-¡Alex, a comer!- se escuchaban los gritos desde dentro de casa.
Alex sabía que era ya la hora de comer, su abuela le había llamado muchísimas veces ya, pero estaba tan bien balanceándose, con el sol calentando su espalda y oyendo a los otros niños jugar.
No muy lejos de aquí había un parque, donde todos los niños del pueblo jugaban. Se pasaban la mayor parte del día ahí metidos y solo se marchaban a casa si el hambre y el cansancio podía con ellos. Alex nunca había ido, no por que no tenía permiso, si no por que jamas ha estado el suficiente tiempo con sus abuelos como para hacer amigos.
Casi todos los veranos estaba ahí dos o tres semanas, comiendo chuches con su abuelo hasta vomitar o ayudando a su abuela en el jardín. Por que el no es de esos chicos que juegan al fútbol o béisbol. No; el prefiere hacer fotos.
Anda de un lado a otro con una gran cámara colgada del cuello, que pesa como los demonios y le deja la marca de la correa. Aunque así es como se siente feliz, haciendo fotos a todo lo que encuentra. A las mariposas que se quedan quietas en alguna que otra bonita flor, al sol al atardecer e incluso al gato de la vecina. Y sobretodo, a esa niña rubia de coletas que va cada día con un vestido diferentes. Siempre esta en el parque, jugando con sus amigas, con esa chica morena que es tan bruta y habla con todo el mundo.
Aunque nunca ha hablado con el, por que el tampoco se ha acercado a ella.
-Alex, no te lo repito mas veces-grita una vez mas su abuela-se están enfriando las lentejas.
¿Lentejas? Puaj. No las soporta, pero como su madre siempre dice: Mientras tengas 6 años harás lo que yo te mande y comerás lo que te ponga en el plato. Ya verán, si solo faltan dos meses para que cumpla 7.
-Ya voy- dice de mala gana mientras salta del columpio y entra en casa.
El comedor es bastante grande, a la antigua y con una gran chimenea. Su abuela enfundada en un delantal se mueve de un lado a otro.
-Lávate las manos, mira que pintas llevas.
Se acerca a el y se chupa el pulgar pasándoselo al niño por la cara. Costumbre que parece que viene de generación en generación.
-¡Abuela! Deja de lamerme la cara.
Se queja riendo y va corriendo al baño a lavarse las manos.
-Ya te acordarás tu de mi cuando seas mayor y hagas lo mismo.
-Jamas les haré eso a mis hijos, no quiero que me odien de por vida.
Y tiene razón, jamas va a hacer eso.
Se sientan los dos en la mesa esperando al abuelo, que aparece lleno de polvo, aceite de coche y suciedad.
-¿Otra vez trabajando en ese trasto?
-Trasto... Por ahora. Dentro de poco va a ser una reliquia entre los coleccionistas de coches antiguos.
-Si debe de tener mas de 3 generaciones. Sería un milagro que llegara a funcionar.
Se sientan juntos a la mesa y después de bendecirla empiezan a comer.
-Abuela-empieza el niño cuando ha acabado de comer, pues sabe que esta prohibido hablar mientras aun hay comida en el plato.
-Que es una reliquia?
-Pues.. Digamos que es algo que tiene mucho valor, en este caso sera un coche con mucho valor para vender a personas que lo quieren.
El chico se da por satisfecho, pero al cabo de un rato vuelve a la carga.
-Por que el abuelo no se ha lavado las manos antes de comer?
Los mayores se quedan mirándose y después le miran a el.
-Si que lo he echo-miente el anciano-solo que tu no lo has visto.
-Pero si yo estaba en el baño y no te he visto.
-Anda callate, y vete a jugar.
La abuela lo empuja por la espalda dulcemente y el niño se da la vuelta.
-Mama siempre dice que soy mayor para llevar mi propio plato al fregadero.
Coge el plato, con la cuchara y los mete en el fregadero haciendo ruido.

Varias horas mas tarde...
Alex esta sentado en el suelo, con la cámara al lado y una mariquita en la palma de la mano. Ya le ha echo una foto y ahora tiene intención de dejarla volar.
-Vuela.
Le susura el. Se acuerda de que una profesora le dijo que, si tienes una mariquita en la mano y ella sale volando te conducirá hacia la dirección de tu verdadero amor. Aunque el sólo tiene 6 años, y no le gusta nada.
La mariquita empieza a volvar, primero sin sentido fijo y luego va hacia la carretera.
En sentido contrario aparecen dos chicas, la rubia de las coletitas, y su amiga la morena que dice tacos y es muy bruta.
La morena, que sabe que se llama Sandra, por que sus abuelos se lo ha dicho sigue andado y desaparece a la izquierda tras los arboles. La rubia se sienta en uno de los columpios y empieza a balancearse, casi con gracia.
-¿Por que estas siempre solo?
El chico solo la mira y se encoge de hombros. -Mi abuela dice eres un chico solitario. Pero eso esta bien, yo también aveces quiero estar sola.
Alex se sorprende, hasta ahora nunca la ha visto sola, siempre esta acompañada de alguien. Incluso de chicos un año mas mayores que ella.
-¿No sabes hablar?-pregunta la chica.
-Si se hablar, pero tampoco tengo mucho que decir.
¿Que le esta pasando? Casi no puede hablar, le sudan las manos y siente el corazón en la garganta. ¿Será que se ha resfriado? Espera que no, por que de lo contrario le espera una buena reprimienda.
Se sienta en el columpio contiguo, al lado de las chicas y durante varios minutos se balancean en silencio. La chica es la que vuelve a hablar.
-¿A ti te gusta alguien?
El solo mueve la cabeza de un lado hacia otro. Negando.
Pero si lo sabe, le gusta ella. No quiere besarla, como hacen los mayores. Eso le parece asqueroso, pero si quiere cogerla de la mano y pasear con ella.
-A mi si...-prosigue ella. -Empieza por la A.
El chico la mira sorprendido; ¿acaso le gusta a esa chica? Imposible. ¿O acaso no es tan imposible?
-Quien es?
Consigue articular palabra.
-Andrés, aunque también me gusta Angel, pero el es mas mayor y vive ahí.
Le señala una casa, donde sabe que ahí vive un chico rubio y bastante mas alto, ese que esta todo el día con la bicicleta y casi le rompe la cámara.
-A mi no me gusta nadie, mi madre dice que aun soy joven.
-Si... Supongo.-contesta la niña no muy segura. Se cree que si que le gusta alguien, y el no se lo quiere contar. ¿Será posible? Y eso que ella le ha contado lo de Andrés.
Se enfada y hace ademán de irse, pero tropieza con algo que hay en el suelo. Es una cámara de fotos oscura y bastante pesada.
El chico solo la mira.
-Es tuya?
-Si, me la ha regalado mi madre, después de que mi padre se fuera.
La chica no perece estar escuchándolo. Se acerca la cámara a la cara y enfoca al chico, parece bastante confusa lo que le hace reír.
Ella lo mira. Que guapo es cuando sonríe. No como siempre que esta serio y malhumorado.
Pulsa el botón de arriba y saca la foto. Suena un ruido típico señal de que la foto se ha echo bien. Y así ha conseguido congelar un momento. Su primera conversacion, con aquel chico que es muy guapo cuando sonríe.
El por su parte solo puede pensar en lo guapa que esta con ese vestido azul. Y que ojala pudiera estar mas tiempo con ella.

Perdón por las faltas de ortografía.

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⏰ Última actualización: Jan 02, 2016 ⏰

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