Día 1. Libertad
Miércoles, 10 de Julio, 1996.
Querido diario, tengo 16 años, peso 104 kilos y vivo en Lincolnshire.
Mis intereses incluyen música, vaguear y encontrar un chico caché. Oh, borra eso, cualquier chico, para saciar mi creciente calentón.
Por desgracia, ya tengo un amante que me hace parecer embarazada. La comida.
Pero bueno, hay una diferencia entre picar y comer compulsivamente. Y yo, ya no como compulsivamente.
Y si alguien encuentra este diario y lo lee y llega a la conclusión de que estoy loca... estaría en lo correcto.
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Antes de irme del hospital, fui a ver a Tix al baño.
Yo estaba sentada en la tasa del segundo baño con la puerta abierta. Tix estaba en el baño de a lado.
Tix: -Vete. No voy a hablar contigo.
Rae: -¿Por qué no?
Tix: -Me abandonas. Me dejas aquí con todos los tarados.
Rae: -Vendré todo el rato para mis sesiones.
Tix: -No vas a volver. Estarás yendo a un montón de fiestas, fiestas de chicos.
Rae: -Tix, las dos sabemos que hay cero gente guay en Lincolnshire.
Tix: -Papel, por favor, Delgadita.
Tomo un poco de papel y se lo paso por debajo de la puerta del baño. Ella lo toma. Me paro y abro la puerta del baño de Tix. Ahí está ella, limpiándose la boca, porque de nuevo ha vomitado, pero no la juzgo.
Rae: -¿Conseguiste un nuevo cepillo?
Tix sólo asiente.
Tix: -Voy a echarte de menos.
«Pobre, adorable y desastrosa Tixy»
Tix: -Toma- Tix me entrega una pulsera del hospital y en ella dice: "To Skinny, from Tix" y un pequeño corazón. Ella siempre me decía Skinny de cariño.
-Vete- dice Tix de una forma amable, mientras me dedica una pequeña sonrisa.
Salgo del baño y me dirijo a la máquina de golosinas, ya le había echado el ojo a un KitKat. Meto unas monedas y escucho una hermosa y varonil voz.
-Hola, Rae.-dice el Dr. Nick, mientras se recarga en la máquina.
Rae: -Hola.
«Doctor Nick Kassar, experto en regar jardínes femeninos. ¡Quiero comerme su cara!»
En vez de sacar de la máquina ese delicioso KitKat al que ya le había echado el ojo, saqué una pequeña botella de agua simple para quedar bien con el Dr. Nick.
No sé que decir, así que me le quedo viendo a la botella por unos segundos.
Rae: -Es, eh... Es bueno para la piel.
Dr. Nick: -Si, lo sé. Bebo dos litros al día. El problema es que te hace ir al baño cada media hora.
Suelto una pequeña risa, algo graciosa, que por cierto me dio pena reírme así enfrente de él.
Rae: -Me recogen en 20 minutos.
Dr. Nick: -Que pena.
Rae: -¿Y eso por qué?
Dr. Nick: -Porque no eh tenido oportunidad de tener sexo contigo.
Me quedo boquiabierta por lo que dijo. Después de unos segundos escucho su voz.
Dr. Nick: -¿Rae?
«¿Qué? Todo ah sido una ilusión, él no ha dicho eso y no lo hará, maldita sea.»
Rae: -¿Si?
Dr. Nick: -No te metas en líos.
Nos reímos unos segundos y se empieza a alejar.
Rae: -Bueno, ¡No cambies! ¡Sigue bebiendo esa agua!
«Oh dios, ¿Por qué siempre digo esas gilipolleses?»
Me dirijo a la salida para esparar a mi madre.
«Cuatro meses encerrada. Cuatro meses convenciendo a personas de que mi dedo ya no está en el botón de "autodestrucción".»
«Al fin me iba. Al fin era libre»
Se cierran las puertas del hospital. Hay mucho ruido y movimiento afuera. Estoy asustada.
Intento entrar al hospital, pero las puertas están cerradas. Golpeo ligeramente las ventanas de las puertas para que me abran pero nadie me abre.
Me dirijo a un teléfono público que estaba afuera del hospital, a unos metros de mi, y le marco a Tix.
Rae: -No estoy lista.
Tix: -¿Dónde estás?
Rae: -Afuera. Me está entrando la histeria.
Tix: -Cuenta hasta diez.
Rae: -No soy suficientemente fuerte para hacer esto sola.
Tix: -No estás sola. Tienes a tu madre y a todos tus amigos.
Rae: -Mi madre es una pesadilla, y no tengo amigos. Tú eres mi amiga. Empiezan los pitidos del teléfono. ¿Y si pasa algo malo de verdad? ¿Qué pasa si me pongo histérica en serio, entonces qué?
Tix: -Tú cuenta hasta diez.
Rae: -Si, pero...
Se ha acabado la llamada, no tengo más monedas, así que hago lo que me dijo Tix. Contar hasta diez.
Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez.
Logro calmarme, me siento en las escaleras que están afuera del hospital y comienza a llover.
Perfecto, lo que me faltaba.
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My Mad Fat Diary
Teen FictionRaechel Earl. 16 años. 104 kilos. Gorda. Por los 90's Raechel era una chica recién salida de rehabilitación después de estar allí 4 meses por problemas mentales. La historia comienza el primer día que sale de ahí. Su vida va cambiando para bien, com...