Nombres

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Se despertaron en un lugar lleno de bombillas, por todas partes.Una puerta pequeña al final del extremo derecho. Atadas a unas sillas, una al lado de la otra. La chica del pelo negro se despertó primero y llamó a su amiga. Diciéndole que despertara. Consiguió que abriera los ojos. Y la respiración de ambas se aceleró. El lugar daba miedo. Solo bombillas y ellas. 

- Vale... ¿Cómo salimos de está?- dijo casi llorando la chica rubia.

- Vamos Madison, piensa¿qué haría Batman?- dijo en tono bajo y para sí misma la chica de pelo negro. Su compañera lo oyó. 

- ¡Batman no existe!- contesto su amiga enfadada.

-Al menos en está, no sé, dimensión,si, eso, dimensión. Seguro que existe y viene a salvarnos-dijo asustada hasta más no poder.

- Oyete a ti misma, seguro que es una broma muy pesada de alguien muy malvado. Gotham no existe, ni el Joker ni Harley Quiin, ni la Liga de la Justicia ni nada- dijo entre lágrimas- pero estoy tan asustada que no se que pensar.

- A mi me encantan las bromas- dijo una voz siniestra seguida de una risa.

- Y yo odio el nombre de tu camiseta-dijo una voz femenina y también siniestra. Se acercaron. Eran los dos payasos, conocidos como maestros del crimen de Gotham. El Joker se acerco del todo a ellas y las miro de cerca. Luego dio una vuelta sobre sí mismo, como de un baile se tratase. Y les pegó una cachetada a cada una.

-Nombres señoritas. Y no lloréis por favor, aburre a mis oídos- ellas no podían llorar, porque el terror les había congelado esas ganas humanas de desprender agua por los ojos. El dolor de la cachetada era inmenso. Harley Quiin se acercó también y agarro a la chica de la camiseta, haciendo que la silla se tambalease. La soltó de golpe haciendo que la chica se cayera hacía atrás. Su amiga, Madison grito su nombre. Camelia. 

- Mi amorcito pregunta, vuestro nombre, ¡decirlo!- dijo casi gritando. Camelia, en el suelo con un golpe en la cabeza, pero menos mal que leve, a duras penas lo dijo.

-Camelia Anderson.

- Madison Evans - dijo tiritando de miedo.

- ¿Esa camiseta?¿De dónde la sacasteis?- dijo la novia del Joker, rápidamente, sin pestañear.

- La compró en una tienda de Metrópolis - dijo Madison muy rápidamente , una mentira pero no lo parecía.

- ¿Porqué precisamente lleva un martillo, como el mío?- dijo mientras movía los labios de un lado para otro.

-No lo sé- dijo Camelia mientras tosía y le salía un poco de sangre por la nariz.

-¡No me vengáis con esas!- empezó apegarle a las dos sin parar, estuvo dos minutos pero lo suficiente para dejarlas inocentes, mientras el Joker suspiraba y se iba de la sala.

-Uy, ya están muertas, no ha servido de nada. Nunca me dirán quién les dio mi nombre verdadero- dijo poniendose los dedos en la boca.

- Me voy, me aburro- dijo el Joker.

- Espera pudín mío, voy contigo- dijo corriendo hacía él y cogiéndole del brazo- Cogedlas y tirarlas en el puerto. Están más que muertas y si sobreviven, no se lo contaran a nadie- sus secuaces como de la nada se tratara, aparecieron. Y cumplieron órdenes. Así acabaron en la orilla del puerto de Gotham, magulladas y con respiración áspera. La noche se hacía más oscura.

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Espero que os este gustando!





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