5. "Idolatrar"

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Su cuerpo empezaba a arder, abrió los ojos y divisó las grandes llamaradas negras que se encontraban a su alrededor.
"Esto es más acogedor, quizá esta invocación sea mejor que la anterior" -pensó Astaroth.

Observó el lugar; muebles viejos, suelo de madera ya podrida, paredes que parecían que en cualquier momento cederían y dejarían que la pequeña choza se derrumbara. Observó fijamente el lienzo deforme en el suelo, un extraño signo dibujado con aquel líquido espeso y carmesí que tanto necesitan los humanos...

-As...As...Astaroth...- tartamudeó un hombre, estaba al lado del signo que había dibujado. Era un hombre de cabello negro y undulado, sus ojos verdes demostraban asombro y resaltaban detrás de sus gafas ya sucias. Parecía una estatua, hasta que finalmente reaccionó y le dedicó una torpe reverencia al demonio. -Has venido...al fin- susurró sin deshacer la reverencia. Apretaba su brazo izquierdo, seguramente el que usó para realizar la invocación ya que gotas de sangre caían constantemente manchando aún más el suelo gastado.

- ¿Qué es lo que deseas?- preguntó de inmediato Astaroth mirando al humano ante él. Se cruzó de brazos y desvío su mirada para ver con más detenimiento el símbolo en el suelo; hacía siglos que no lo veía, literalmente hablando.

- Yo...yo te he llamado para conocerte- el demonio arqueó una ceja -Llevo intentando invocarte desde hace unos años y por fin ha funcionado. Estoy a tu servicio, Gran Conde del Infierno- susurró.

-¿Conocerme? ¿Solo para eso me has invocado?- preguntó incrédulo.

-Si...bueno, en parte fue por eso- susurró el hombre. -Pero he leído y estudiado bastante sobre ti. Tu historia, lo que haces...tus poderes. Creo que eres realmente magnífico y que no debería ser el único en reconocerlo- Astaroth lo observaba atento -. El mundo debe conocerte, idolatrarte. ¡Tanto como lo hago yo!- gritó eufórico.

-El mundo se consumirá en terror si eso pasa- rió Astaroth. -Ven- indicó con un gesto de mano, el hombre se ajustó los lentes y se puso frente al demonio. -¿Cúal es tu nombre?

-Kai- respondió inmediatamente. Astaroth levantó su mano y un extraño fuego azul oscuro la envolvió; en menos de un parpadeo atravesó al hombre en el corazón. -¿Q..qué?- tartamudeó Kai, temblaba de miedo pero no pudo evitar mostrar un extraña sonrisa. ¿Qué más podía hacer? Adoraba al demonio y siempre supo que si lo invocaba era muy probable que muriera.

-Bien...no te muevas- Astaroth cerró los ojos y musitó algo en una lengua ya olvidada. Kai sintió cómo apretaban su corazón y gritó de dolor hasta escupir sangre. Luego de unos minutos que le parecieron eternos, Astaroth retiró su mano. -Listo.

Kai se desplomó y cayó inconsciente al suelo. No había ninguna herida en su pecho, solamente tenía la camisa rota.

-Que humano más interesante... Pronto volveré a visitarte, Kai- murmuró desapareciendo del lugar.

El resto de la noche transcurrió como debía. Astaroth acudió a cuatro invocaciones más, obviamente las invocaciones eran dirigidas a demonios de clase baja así que los humanos se asustaron más de lo esperado cuando vieron que era el duque del infierno quien apareció. Aún así el demonio sabía cuál era su misión y no mostró compasión con nadie.

Al día siguiente Astaroth durmió casi toda la mañana, no había tomado ningún alma desde que llegó a la tierra y lo que le hizo a Kai lo debilitó más de lo que habría querido. En el infierno esto nunca le pasaba gracias al ambiente, siempre había almas en pena para devorar y cada vez que su rey le ordenaba castigar a los demonios absorbía parte de su energía. Estar tan cansado era una sensación nueva para él.
Cuando se sintió bien de nuevo, Astaroth se dirigió a la casa de Kai. Por la marca que le había dejado en el corazón supo exactamente en donde se encontraba y pudo aparecer frente a él de inmediato.

-¡¿Qué demonios pasa?!- gritó el humano cayendo de espalda. -El gran duque... ¿Por qué has...?

-Oh, Kai. Ahí estás- Astaroth abrió los brazos exageradamente -¿Qué tal? ¿Cómo te sientes?- preguntó con una sonrisa fingida. -¿Sabes? Eso que hice ayer es algo verdaderamente inusual, algo que usé una sola vez...hace como medio milenio, si no estoy mal. Y sinceramente te puede dar bastantes oportunidades si sabes aprovecharlo, pero te puede salir muy caro si se te va de las manos. Podrías perder la cabe-

-No entiendo de qué estás hablando- lo interrumpió Kai.

Astaroth lo miró un poco molesto. -Por supuesto que no.- se cruzó de brazos y respiró hondo. -Te explicaré, pero por favor... Nunca más te atrevas a interrumpirme.- gruñó.

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⏰ Última actualización: May 28, 2017 ⏰

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