jimin fastidioso › jikook.

I. Entonces... No.

Voy retrasado, pero eso ya no es novedad. Me transfirieron a esta escuela hace unos dos meses y ya estoy cansado. Todo es tan predecible... Los maestros, los compañeros, todo... incluso podría decirse que yo lo soy, ¿no? Ya no tengo apuros en llegar, sé lo que ocurrirá. Me mandarán a dirección, me amenazarán diciendo que llamarán a mis padres, pero no lo harán. Prometeré no hacerlo más, volveré a clase y mañana será lo mismo. Al final siempre todo se queda en palabras y amenazas, ¿les dará pereza actuar?

Y tal como creí, así fue, estuve en dirección hace unos minutos y ahora voy camino a mi salón, pero he chocado con un chico y claro, me molesté a pesar de que sé perfectamente que fue mi culpa. A veces actúo como un completo idiota, eso es algo que he notado con el pasar del tiempo, pero sólo me doy cuenta del error luego del impulso. De nuevo me había distraído en mis pensamientos, pero bastó dedicarle una mirada molesta a aquel chico para darle una completa examinada rápida. Él era ligeramente más bajo que yo y se disculpó; de seguro le ocurrió lo mismo que al resto, pensé de pronto. Podía ver en su rostro que él sería otra víctima, aunque internamente me reí ante mis pensamientos tan egocéntricos, ¿qué es este supuesto exceso de confianza? A decir verdad, estoy acostumbrado a ser popular haciendo nada y esta vez lo conseguí mucho más rápido de lo que creí. Es típico... y lo odio, en serio lo hago. A cada escuela que voy tanto chicos como chicas quedan encantados conmigo siendo que los trato peor que a basura. La gente es rara y yo sólo quiero estar solo. ¿Será que les gusta el rechazo? ¿Tendré que actuar amable para que me dejen tranquilo?

En fin, el chico me miraba con la boca ligeramente abierta y sonrió como estúpido.

—Pe...Perdona —tartamudeó mientras me miraba de pies a cabeza y se mordió el labio inferior, sé que no se percató de haberlo hecho, pero me irritó. Me perturbó. ¿Acaso me veo como un plato de comida?, porque así fue como me sentí.

—Da igual —me digné a responder y entré a mi salón, que por suerte no era el mismo que el de él.

Se notaba que aquel chico era mayor a pesar de su estatura, casi todos lucían mayor que yo. Tengo un rostro bastante aniñado a decir verdad, parezco un "bebé" como muchos han dicho, y cómo odio que me llamen así... pero fui maldecido con una pálida cara suave y carente del usual vello facial que tanto anhelan los adolescentes de mi edad.

Pasaron unas dos horas y al fin sonó el timbre para el receso. Salí de manera relajada con mis audífonos puestos y uno de los libros que estaba leyendo simplemente por gusto. Iba con calma a uno de los árboles que había, el colegio era muy bonito en realidad, aunque sólo lo digo por los grandes árboles. Es una linda escapatoria de la realidad el estar allí arriba... y todo pareciera lucir mucho más bello. A diferencia de mi antigua escuela, pues en ella no existía ni lo más mínimo de vegetación y era una pena, era una gris infraestructura que sólo inspiraba malestares. En fin, me trepé a un árbol que estaba bastante distanciado del patio y comencé a leer tendido sobre una rama que lucía lo bastante fuerte para soportar todo mi peso. Era cómodo, aunque a simple vista parecía todo lo contrario, y me transporté a otro mundo. De pronto yacía de pie en otra época, transitando tranquilamente por las campestres calles cercanas a Londres... simplemente por sumergirme en la embriagante lectura. 

Pero en un abrir y cerrar de ojos estuve de vuelta en la realidad, mi realidad, cuando fui interrumpido por una voz que no pude reconocer. Siempre me olvido con facilidad de las personas, para mí todos eran irrelevantes desde ese día.