Pasaron tal vez unos quince minutos luego de que acepté salir con él o tal vez menos, no tengo idea alguna. Sinceramente, el viaje en autobús se me hizo eterno y tan sólo permanecí mirando por la ventana, pero ahora con desánimo. Ni siquiera lo conocía, pero tampoco tenía interés en hablar con él. En cambio, Jimin se esforzó todo el viaje en entablar una conversación conmigo y yo no hice más que evadir sus clásicas preguntas. Finalmente llegamos a nuestro destino o eso supuse ya que mi acompañante se había puesto de pie y jaló con levedad de mi brazo; me molestó que volviera a tocarme, pero esta vez no dije nada al respecto y sólo me levanté.
Ya habíamos bajado del transporte y a paso relajado caminamos hacia la heladería que estaba cerca. Me mantuve en silencio al igual que antes hasta que llegamos al local y él abrió la puerta para permitir que yo entrase primero, lo que me pareció muy raro. ¿Acaso cree que soy una chica o qué? ¿Por qué esos extraños gestos de cortesía? Sin embargo, decidí dejar pasar ese detalle —nuevamente— y sólo entré, avanzando hasta el mostrador. Estaba indeciso y no sabía qué sabor escoger, pero terminé decidiendo lo de siempre: chocolate. Después de todo... ¿qué importaba el sabor si yo sólo estaba ahí por mi libro?
— Yo quiero uno de vainilla... —habló el chico que nuevamente estaba a mi lado y luego me miró. — ¿Tú cuál deseas, Jungkookie-yah?
— Chocolate. Hey, sin apodos raros, por favor.
— Pero suena lindo, te viene por eso... —susurró aquello último estando bastante cercano a mi oído mientras esperábamos en la fila y no pude evitar reír con sutileza ante su evidente intento por coquetear conmigo.
— Ese fue un intento bastante patético. ¿Te ha funcionado?
— ¿Tan mal estuvo? —dijo entre risas suaves y pareció que no le importaba que me estuviese burlando. Él seguía siendo extraño.
— Terrible. —Sentencié y al fin nos atendieron. Cada uno pidió lo que quería y saqué mi billetera en búsqueda de dinero suficiente para pagar mi helado, pero Jimin se me adelantó y pagó todo. Seguía tratándome como al estereotipo de chica en la primera cita y me irritaba, no logro comprender esa manía suya.
No tardaron en entregarnos nuestros helados y de inmediato le di una lamida al mío mientras daba la vuelta. Él siguió mis pasos nuevamente y juntos salimos de la heladería. Cada quien estuvo concentrado en lamer su helado, o por lo menos yo lo estaba, y caminamos sin rumbo alguno. Mi semblante era serio como de costumbre y lamí mis labios antes de decidir comenzar a hablar. La verdad es que me estaba aburriendo bastante ese silencio incómodo y ya que no tenía más opción que pasar la tarde con él para poder recuperar mi libro, tuve que ceder un poco y abrir la boca.
— ¿Ya estás feliz?
— Bastante. Yo he logrado algo que nadie pudo.
— Sí, aunque con chantajes. Por cierto, dame mi libro.
— Te lo daré si aceptas una segunda cosa... —mencionó algo dudoso y esa sonrisa medio depravada volvió a aparecer.
— ¿Ahora qué quieres?
— Sal conmigo maña-
— No. —Lo interrumpí de inmediato y volví a lamer mi helado, estaba bastante delicioso y me interesaba más que el joven a mi lado.
— ¿No quieres tu libro?
— Algo me dice que me vas a chantajear por siempre. Mejor me compro otro.
— Ese también te lo quitaré... —Creo que bromeaba, aún no comprendo esa extraña sonrisa tan propia de él.
— Eres irritante.
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jimin fastidioso › jikook.
Fiksi PenggemarUn joven de 16 años es transferido a una de las escuelas más costosas y prestigiadas de Seúl ya que su padre, un hombre ocupado y de negocios, quería que su melancólico y distante hijo Jungkook siguiera sus pasos. Todo cambió luego de que Jungkook c...