Convocación de la incertidumbre

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El chico de la foto del capítulo es el chico castaño de ojos negros.

***

Narra Fira:

          — ¿He sido yo? — preguntó Alira tímidamente.
          — No, ha sido aquella ardilla de allí — dijo Aqua con toneladas de ironía.
          — Bueno, al menos acabamos de descubrir que Alira tiene el poder del viento. Tan malo no ha sido todo esto — dije admirando detenidamente el plumaje de las alas de Alira, que parecían suaves al tacto, pero duras al golpe.
          — ¡Y yo que pensaba que era la única humana aquí! — objetó la peli-azulada, pero no se le notaba para nada indignada.
          — Vuestras alas son fascinantes, Alira — dijo Aqua mirándolas detenidamente —. Os admiro.
          Nada mas dije eso, las alas de Alira menguaron rápidamente, y se desvanecieron en su espalda, donde no se pudo observar nada de su rastro.
          Noté que Alira intentaba articular algo, pero no le salía.
          — Sí Alira, se que tenéis muchas preguntas, pero creo que nosotras sabemos tanto como vos sobre nuestros poderes — descansé y proseguí hablando —. Yo propongo que ahora nos vayamos a dormir y ya hablaremos mañana — dije mientras volvía a encender la hoguera —. Por sí no lo sabéis, cuando no duermo me pongo de muy mal humor. Además, llevamos todo el día caminando si mal no recuerdo.
          — Cierto. ¡Parece que esta montaña nunca se va a terminar! — dije con la vista mirando para el frente.
          Dicho esto, cogimos unas cuantas hojas de unos cuantos árboles que había por ahí, que utilizamos para hacernos unos colchones. No teníamos ni siquiera una mísera manta, y el frío se acercaba.
          Cuando todo estuvo listo, nos fuimos a dormir.

Narra Alira:

          Era un nuevo día. Las nubes dejaban paso libre al deslumbrante sol. Los pájaros charlaban sobre todos los gusanos que habían recolectado para sus crías.
          Exacto, se lo que estáis pensando, ¿como es que entiendo a las aves? Pues lo descubrí hace poco. Estaba fascinada por mis poderes. Me encanta, pero a la vez me siento rara. La cantidad de poderes que las tres estamos descubriendo es incontable. Siempre me sentí diferente al resto del mundo, y, nunca dejé de creer en la magia. Esta claro de que esta es la gran prueba de que la magia existe y que nos ha escogido a las tres por algo.
          Pero no se porque...
          Miré hacía Aqua para ver si seguía durmiendo, pero para mi sorpresa, estaba despierta mirando a Fira con una ramita en la mano y una traviesa sonrisa. Si no la conociese, diría que la iba a violar.
          — ¿Que estáis haciendo, Aqua? — la pregunté muy bajito, con cuidado de no despertar a Fira.
          — ¿No lo veis? Voy a gastarle una bromita a Fira.
          Antes de que yo pudiera decir una sola palabra, una pisada en seco rompió una rama cercana a nuestras, causando un sonido hueco y seco que lleno de terror el bosque.
          El sonido de las ramas rompiéndose era mayor que antes, y se acercaba hacía nosotras. Aqua y yo rápidamente nos levantamos y nos pusimos en posición de ataque con los puños cerrados. Listas para utilizar nuestros poderes.
          El sonido de las ramas rompiéndose era mas rápido, acelerado y nervioso que antes. Noté en las manos de Aqua que estaban temblando de miedo, al igual que las mías.
          Cuando mi corazón estaba a punto de salirse de su sitio, aparecieron tres chicos con ropa de exploradores. El primero que pasó era rubio de ojos verdes, el segundo era de pelo negro, ojos grises y muy atractivo físicamente y el último era un chico de pelo castaño muy oscuro, ojos negros y cuerpo bien trabajado. Los tres eran muy guapos.
          — Perdonad si os hemos asustado, chicas. No era nuestra intención — dijo el chico de pelo negro y ojos grises mirándome detenidamente. Me miraba de abajo a arriba una y otra vez. Me hacia sentir extraña. Luego volvió a repetir su acto con Aqua. Nos analizaba.
          — ¡Hey! — parecía que esa era su forma de saludarse entre ellos —, ¿no vais demasiado arregladas para ir de camping, pavas? — dijo el chico castaño de ojos negros (foto del capítulo).
          ¿Como se atrevía a llamarnos pavas?, ¿¡quien se había creído que era!?
          — ¡No! — gritó Aqua lo más borde posible. Con cuidado de no despertar a Fira.
          — ¡Coño!, ¡una albina! — dijo muy sorprendido el chico rubio, que miraba embobado a Aqua — ¡Es la primera vez que veo una albina!
          — Ese color ya no se lleva... — dijo en un tono borde el castaño. Tenía los brazos y cruzados y se mordía el labio inferior.
         — ¡No soy albina! — chilló Aqua furiosa, y pasó olímpicamente de él.
         — Vale, vale, tranquila — comenzó a decir el castaño. De pronto, desvió su mirada hacia Fira —. ¿Quien es esa pelirroja? — preguntó aseñalándola.
         — ¡Nadie que te interese! — grité
         — Vale, vale, tranquila —volvió a repetir su frase — . Vemos que no estáis de humor — ¿de humor para que? —. Así que os dejamos tranquilas — recalcó el castaño, y seguido, nos guiñó un ojo a las dos.
          Y se fue. Seguido de sus amigos a sus espaldas.
          ¡Pero que poca educación tienen estos tíos! El único que se ha portado mas o menos decentemente bien es el peli-negro. Los demás, un desastre.
          Pero aún así, no teníamos tiempo para pensar en eso. En ese momento lo que importante era gastarle la broma a Fira, aunque estaba completamente segura de que no se lo iba a tomar para nada bien.
          Aún así, ya era hora de que despertase. Llevaba mil años durmiendo...

Continuará...

Años de silencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora