Jazmín

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Jazmín

Desperté odiando el sol que daba en mi cara. Anoche Anna y Serena se habían quedado a una noche de chicas y por su puesto habían traído tequila mientras mirábamos Magick Mike. No era que la película fuera interesante, solo que aquí en este pueblo olvidado del mundo no había ni una posibilidad de ver un club de strippers así que era nuestra manera de recrearnos la vista. Nos dormimos a las 4 de la mañana, ebrias y calientes y sin nadie que nos ayudara.

Me levante y baje a la cocina, en el reloj daban las 12-30 del mediodía y agradecí que fuera sábado. Habían dejado una nota en la mesada

"nos fuimos a casa perra dormías como un oso en hibernación te queremos " sonreí a pesar del dolor de cabeza y tome unas aspirinas con un gran vaso de jugo de naranja. Me hice unos huevos y tocino a modo almuerzo desayuno y luego escuchando temas de mis bandas favoritas hice la tarea que me faltaba del instituto. Sentí a los lejos el ronroneo de las motocicletas y corrí a la ventana para verlos pasar.

Al frente como siempre iba Kay. Kayler Graham era el hijo del prez (presidente) de los Diablos negros. Un grupo de moteros respetados y temidos. En algún momento de su historia habían estado en el tráfico de armas y drogas pero desde que el padre de Kay era prez eso había cambiado del todo. Les costó mucho años y hombres dejar atrás esa vida pero lo lograron. Ahora eran dueños de un taller de motocicletas armadas a pedido, de autos de carrera, y de varios bares y clubes nocturnos manteniendo todo legal y cerrado a las drogas dentro de su control.

Todos los moteros eran guapos a su manera pero Kayler me tenía total y completamente enamorada desde mis 16 años. Los veía ir y venir con su motocicleta por el pueblo y en el bar de los diablos donde yo trabajaba de jueves a domingo. Siempre me trataba con dulzura y todos los del club me protegían como si fuera de porcelana. Gracias a ellos no tenía más de una o dos citas al año y seguía siendo virgen ,solo una vez había llegado a segunda base con uno de mis compañeros de la preparatoria en uno de los bares cuando fuimos a bailar con las chicas en mi fin de semana libre y Kayler al vernos le rompió dos costillas y la nariz. Desde esa noche nadie más me invito a salir. No es que me interesara pero la menos me gustaría que él me pusiera atención como mujer y que no me cuidara como a una maldita princesa.

 Los mire desde mi ventana, Kayler siempre andaba sin casco y su pelo rubio se revolvía con el viento. Sus ojos claros tapados por lentes de sol y sus fuertes brazos tatuados enfundados en su chaleco del club luciendo orgulloso su parche de vice. Las mujeres morían por él, los culos dulces de los clubes dejaban tirados a los clientes solo para tener su atención. Con sus 22 años era un hombre hermoso, duro y que me trataba como a una hermanita. Y yo teniendo sueños húmedos sobre nosotros haciéndolo en su despacho del bar. Después de que pasaron suspire sacudiendo mis pensamientos y volví a mi tarea. A las siete me fui a dar una ducha. Me maquille suavemente me peine y me vestí con unos jeans ajustados y la camiseta negra con el logo del bar. Tome mi cartera que siempre llevaba con mi identificación y mi celular y Salí a mi trabajo.

 No es que mi padre no me diera dinero, él trabajaba como contador para los diablos en los talleres y me depositaba dinero sin falta cada mes. No vivía con él. Desde los 16 me había ido a vivir sola a la casa que había pertenecido a mis abuelos, mi madre falleció de cáncer cuando tenía 14 años y el anduvo de zorra en zorra hasta que llego Lena, la zorra mayor. Era un culo dulce del club hasta que pesco a mi padre y le arreglo la vida. Se la daba de señora y me trataba como basura. Cuando mi padre tuvo que decidir entre las dos y dudo yo no lo soporte. Tome mis cosas y desempolve la casa de mis abuelos donde vivía ahora. Él nunca me lo reprocho y para lavar sus culpas me depositaba grandes sumas de dinero en mi cuenta todos los meses. Por suerte su zorra y yo casi no nos cruzábamos pero si lo hacíamos siempre quedaba perdiendo porque los chicos del club no dudaban en defenderme. Llego al club y Bobby un grandulón que hace las veces de seguridad me abre la puerta y me saluda con la cabeza

Maldita Princesa ( #MC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora