Elementales y Cambiantes publicada por Ediciones En Huida.

Prólogo.

IMPORTANTE: La historia ha sido publicada por Ediciones En Huida, por lo que solo puedo dejar los primeros capítulos en la plataforma. ¡Dale una oportunidad y no te arrepentirás! Y si te han gustado estos primeros capítulos o ya las has leído, no olvides dejar un comentario, recomendación, like o cualquier otra muestra de apoyo. Vuestra difusión es mi mayor recompensa.

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Físico: https://www.edicionesenhuida.es/producto/elementales-y-cambiantes/

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GRACIAS por vuestra comprensión, por vuestro apoyo, por creer mucho más en mí de lo que yo lo hago, pero sobre todo, gracias por hacerme volar. ¡Os adoro!

PD: Os dejo en multimedia la video-reseña de Elementales y Cambiantes...
https://www.youtube.com/watch?v=V0hikn6M0dk
Reseña hecha por @Taniby, editada por @gise_18 y a la que da voz @nanykro. Millones de gracias a todas y a @VickyDEmyl por su  radio: "Entre Melodías y Letras".

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Estaba jadeando. Había tenido, una vez más, uno de esos sueños que se convertían en pesadillas al despertar. En ellos veía a Ángel con más claridad de la debida. Lo veía entrar por la puerta de mi casa mirando hacia las escaleras y yo bajaba corriendo por ellas, me abalanzaba hacia él abrazándolo y él me correspondía acogiéndome entre sus grandes brazos. Segundos después, corría y corría, pero jamás podía alcanzarlo. Solo veía su espalda que se alejaba, mis piernas me quemaban y el corazón me ahogaba. Pero sabía que era él, sin duda era él, alto y delgado, con ese pelo rubio oscuro y ojos color miel.

No era justo, hacía un año que había muerto en un accidente de tráfico con su moto y aún seguía persiguiéndolo en sueños. Al pensar en la palabra "muerto" las lágrimas comenzaron a precipitarse por mis mejillas. Jamás pronunciaba esa palabra en voz alta, pero sí la pensaba, sabía que había sucedido, sabía que era real y sin embargo, no podía pronunciarla en voz alta.

Me di la vuelta en la cama, estaba empapada en sudor, miré el reloj: las cuatro de la madrugada. Debía dormir, era consciente de ello, pero no podía. Me levanté de la cama y abrí la ventana de mi habitación dejando que el aire fresco que entraba me despejara. Observé la calle y por un instante creí ver a Ángel en el parque que había frente a mi casa.

Más de una vez, cuando me había despertado sobresaltada por mis pesadillas, había jurado verlo en mi habitación, justo dónde me encontraba yo ahora, en el alfeizar de la ventana. Pero eso era imposible y lo sabía. Era curioso como lo podía imaginar en todas partes.

Permanecí sentada en el alfeizar recordando la última vez que lo vi. Me abracé las piernas con los brazos y sonreí, ahora podía sonreír. Intenté memorizar una vez más cada detalle del recuerdo para poder mantenerlo vivo en mí. Me daba pánico que se me pudiera olvidar su olor, su risa o incluso cada lunar de su piel. A menudo me preguntaba si me estaba volviendo loca, pero aún así repasé ese último momento una vez más...

Nos bajamos de la moto, le devolví el casco y vi como se apoyaba relajado en ella. Me acerqué a él para besarle, pero como siempre fue prudente y echó una mirada rápida hacía las ventanas de mi casa para asegurarse que nadie nos observaba.

—Ángel... —llamé su atención pacientemente— mis padres no están. ¿Quieres darme un beso y dejarte de tonterías? —le pregunté nerviosa y él me sonrió entre dientes.

—Ven aquí —me reclamó dejando de sonreír.

Avancé solo un paso, agarró mi cintura y me atrajo junto a su cuerpo apretándome contra él. Me besó en la sien y recorrió suavemente con sus labios la distancia que había entre mi mejilla y mi boca. Me besó y yo le devolví el beso. Fue dulce, tierno, natural y nada complicado.