CAPITULO 1

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Tammy me rogo que la acompañara esta noche "por favor no puedes dejarme sola ¿Qué pasa si no me gusta? Ella llevaba escribiéndose con un tipo que conoció en unas chat de citas ¡dispuesta a encontrar el amor donde sea! Yo soy más un encuentro normal. Esa es la cuestión de que este aquí sentada con un trago de Martini hace una hora. Tengo que prestar atención a mi mejor amiga sentada al otro extremo y salvar de cualquier situación que se presente.

- Suspiro quitándome el cabello de mi hombro – que noche – murmuro para mí.

Mis ojos dejan un momento a mi ansiosa amiga para escanear el resto de la sala ¿Dónde está ese hombre misterioso? Hombres y mujeres bailan al son de la música pegados unos contra otros ¡muy sexy! Ojala fuera un poco más arriesgada decidiera saltar directo a la pista de baile y bailar con un desconocido, vamos Tammy no puede ser la única que se divierta esta noche.

Regreso a mirar a mi amiga pero sin notar este pequeño escalofrió que alguien me esta observando ¡pues claro que te están mirando! Eres la chica sentada en el bar la cual no baila ni habla con nadie y que des ese mismo tiempo toma el mismo trago. Tammy luce tranquila como si nada la afectara ¡bastarda! Mis ojos van al hombre con una rosa amarilla en la mano ¡es el! Tammy le dijo que llevara una rosa amarilla y ella un lindo vestido rosa. Le hago señas para que se voltee y de inmediato veo la tención salir de su rostro.

Trato de no mirar mucho a la pareja no quiero parecer más rara de lo que soy, noto que ambos sonríen y si definitivamente a mi amiga le gusto el chico del chat. No lo puedo ver por las luces del club, pero el chico luce alto y con cabello ondulado ¡el tipo de Tammy! Tomo un poco más de mi copa espero alguna señal de ella, creo que nunca va a llegar. El hombre se levanta la invita a bailar ella acepta encantada.

Cuando le da la espalda Tammy aprovecha me da un pulgar arriba para que sepa que él le encanto y si quiero puedo irme a casa. Yo hago lo mismo veo como se alejan sonriendo. Sé que ya podría irme pero algo en mí no se siente cómoda dejándola sola, quizás unos minutos más y podre salir de aquí tranquila.

- Llevas aquí sentada más de una hora – una voz profunda suena detrás de mi espalda – me tienes intrigado ¿Qué buscas?

- Mi respiración se atasca – nada.

- No lo creo.

Me giro para mirar al hombre que está dedicando algo de su tiempo para hablar conmigo y tratar de salir corriendo de este lugar lo más pronto posible. Cuando lo miro mi boca cae abierta al Dios que tengo delante de mí, el sujeto es impresionante con músculos definidos en sus dos brazos y apuesto que debajo de esa camisa tiene unos abdominales de acero.

Su rostro no tiene comparación con los hombres que hay aquí, su mandíbula es fuerte y definida. Con unos ojos de color verde o azules no sé muy bien ya que la poca luz no me deja mirar sus colores, que hombre más guapo ¡cálmate y habla! Tengo que dejar de mirarlo como una idiota.

- ¿estás bien nena? – me sonríe con esos labios gruesos – que hermosa.

- ¿disculpa? – me descongelo – no soy nena y no me hables con tanta confianza.

- Vaya al fin veo ferocidad en tu mirada – se pasa el pulgar por el labio inferior.

- Estoy muy bien gracias por preguntar – me levanto – si me disculpa.

- Eres demasiado formal cariño – se ríe – vamos tomate una copa conmigo.

- Lo siento pero no tomo con desconocidos.

- Mmm... si no lo haces ¿Qué haces aquí?

- Vine con una amiga – eso no es del todo mentira.

NigthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora