Prólogo

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PRÓLOGO
Todos esperaban ansiosos a que llegara el último día del año, el día en el que se decidía quienes serían los afortunado de viajar al Edén. Los cinco reyes de Alope decidieron, en la reunión que se hizo el cinco de septiembre de ese mismo año, que a partir de ese año, se llevarían a treinta jóvenes (de quince a veinte años) al Edén. En la pequeña isla siempre se hablaba del Edén en todos los medios. Era perfecto, era el único lugar donde habitaba la felicidad. Por lo que les habían contado a todos los habitantes de Alope, sólo quedaban dos islas en todo el planeta a causa del meteorito que impactó contra La Tierra destruyéndolo todo, menos las ya nombradas dos islas: Alope y el Edén.

En el Edén no vivía nadie. Habitaban seres vivos, pero ningún humano. El sueño de todo habitante de Alope era visitar el Edén, pero el rey Letagio siempre se negaban a que alguien pisase dicha isla, con la excusa de que sólo pasaban cosas malas. Los habitantes de Alope vivían indignados porque sabían que era mentira, que el Edén en realidad era un lugar feliz.

Pero un día eso cambió: el día en el que murió el Rey Letagio y heredaron sus cinco hijos el trono. Ellos eran cinco jóvenes muy inteligentes que querían lo mejor para Alope.

La novedad fue que el cinco de septiembre se reunieron todos ellos aprobando la nueva ley en la que a partir de ese año, treinta personas sí que podrían visitar el Edén.

Memorias Del EdénDonde viven las historias. Descúbrelo ahora