Capítulo III

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Los años pasaron, Williams decidió darle una educación apropiada a Newman, ya que era como el hijo que nunca tuvo y lo mando a la universidad de Oxford, en el centro de Inglaterra, a estudiar.

Newman fue un excelente estudiante y Williams era muy orgulloso de él, especialmente cuando se fue a trabajar a Londres e hizo su propia fortuna y hasta tenia suficiente dinero para pagarle a Williams lo que había gastado en su educación. Pero el Señor Williams le negó cualquier oferta de dinero y le dijo que se su satisfacción era verlo convertido en todo un caballero con perfectos modales, morales, fortuna, fama y respeto.

Williams tristemente murió poco después y en su funeral, toda su familia atendió, pero Newman no pudo atender su funeral por motivos de trabajo. Nadie le advirtió de su muerte, así que cuando regreso a Newcastle, la ciudad al norte de Inglaterra en donde estaba la residencia del fallecido Señor Williams, le fue una horrible pesadilla al enterarse de la desagradable noticia.

No pudo contener sus lágrimas. Newman en realidad quería mucho al Señor Williams, ya que lo había criado como si fuera su hijo y Newman lo queria como si fuera su padre, como los verdaderos padres de Newman se murieron en un accidente cuando éste tenía sólo 8 años. El padre del joven Newman, el Señor Newman había trabajado para el Señor Williams y era su confidente, así que, cuando el Señor Newman se murió, el Señor Williams se hizo cargo del pequeño Newman, sin reproches ni malas ganas. Y por esto, la gratitud del actual Newman es eterna.

La propiedad del Señor Williams la compró Newman a la hija mayor de Williams, para así nunca olvidarse de ese gran hombre que por siempre será recordado con el más alto respeto y honor.

En el caso de Elizabeth, ella tuvo que enfrentar la desgracia de ver sus dos hermanas menores casarse antes que ella, aunque no poseían la misma calidad de virtudes que Elizabeth. Pero su orgullo, sus prejuicios, su vanidad, todos estos defectos hacían de su perfección imperfecta y ella sufrió las consecuencias.

Elizabeth también sufrió una muerte, la de su padre, que fue meses antes de la de su tío, el Señor Williams. Su padre, sus hermanas y ella fueron al funeral y Elizabeth pensó que Newman estaría ahí, pero no lo estuvo y Elizabeth hizo lo que pudo por esconder su decepción.

Cuando su padre murió, se quedó sola en su enorme casa. El sufrimiento de estar en solitario era mucho para ella, ya que, como sus hermanas se mudaron con sus esposos, el Señor Collins y Elizabeth se comunicaban mejor. Elizabeth hasta le había contado a su padre de lo que sucedió con Newman. El Señor Collins se decepcionó con su hija por ser de mal carácter pero le dijo que aun tenía tiempo para componerse por si misma. Pero el Señor Collins nunca vivió para ver a Elizabeth finalmente ser una mujer sensata y sencilla.

Cuando su padre murió, Elizabeth lloraba y lloraba en plena soledad, y se pasaba los meses escribiendo libros de desamor y sufrimiento, no atendiendo bailes ni dar caminatas por la ciudad.

Todo este castigo tuvo que enfrentar, por no enfrentar sus sentimientos primero, para darse cuenta que esos recuerdos de verdaderamente amar y ser amada, de perderlo todo y sufrir de un corazón roto, fue su culpa. Fue su culpa de destruir su propia felicidad.

Ningún caballero, por clase más alta que puede ser, será como ese joven, el joven Newman que capturó su mirada y su corazón en un sólo instante. Pero fue ella misma quien arruinó todo y nunca se lo podrá perdonar. Ahora, era su objetivo de vida deshacerse de esa horrible persona que alguna vez fue, no sólo para que la soporte la sociedad, no sólo para Newman, o el recuerdo de su padre, sino para ella misma. Ella tenía que cambiar su mala actitud, hacerse mejor persona y con algo de tiempo y esperanza, ella lo pudo hacer y logró dejar atrás su orgullo, sus prejuicios, su vanidad; todas esas imperfecciones que echaban a perder su belleza.

Elizabeth se convirtió en una mujer sensata, inteligente, carismática, buena y sencilla. Se convirtió en lo que su padre quería de ella, se convirtió en alguien quien sería digna de ser esposa de alguien como Newman. Pero sabía que nunca lo volvería a ver otra vez.

Perfección ImperfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora