Capítulo 24

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Luego de perderme varias veces, finalmente llego a la dirección que Roy me dio. Finalmente estoy frente a la puerta de su casa.

Norah: ¡Abre la puertaaaaaa! (5:30 pm) Leído

Roy: Ya voy, cálmate. (5:32 pm)

Segundos después de responder mi mensaje, la puerta se abre y él está frente a mí. Sonrío ampliamente.

—¡Feliz cumpleaños! —grito antes de saltar a abrazarlo, enredando mis piernas en su cintura.

—Gracias —él contesta sosteniéndome mientras entra conmigo encima, cerrando la puerta tras de nosotros.

Le doy varios besos en la mejilla antes de bajarme. Él ríe.

—Y pensar que cuando te conocí no hacías más que llamarme idiota.

Sonrío.

—Sigues siendo un idiota, pero me agradas.

Él sonríe con los labios juntos y me indica hacia donde ir. Al conocer a su familia, me doy cuenta de que sólo son él, dos hermanos y su madre. Todos me agradan y me sorprendo de mí misma por eso. Roy se sienta en el sofá antes de colocar una película para que todos la veamos.

(...)

Luego de que la película se torne demasiado aburrida, decido sacar mi cámara de mi bolso antes de comenzar a bombardearlo con fotografías.

—¿Qué diablos haces? —él pregunta, cubriéndose la cara con las manos mientras ríe.

—Tomándote fotos, obviamente, idiota. Las colocaré en la pared de mi habitación en la universidad, así me asustaré tanto que me levantaré a tiempo.

Él se levanta con una leve sonrisa, me da una palmada en la cabeza y se aleja hasta la puerta. Río mientras lo observo.

—¿A dónde vas?

—A fumar un cigarrillo. ¿Vienes?

Asiento, me levanto y salgo junto a él. Mete la mano en su bolsillo y saca una cajetilla de cigarrillos antes de colocar uno entre sus labios y ofrecérmela. Hago lo mismo que él, saca un mechero y enciende los dos cigarrillos en un momento.

—¿Sabes qué? —pregunto, él me observa mientras le da una calada al cigarrillo.

—¿Qué? —pregunta de vuelta, expulsando el humo.

—Honestamente, creo que he cambiado.

Le doy una calada a mi cigarrillo, y él sonríe.

—Realmente lo has hecho.

Expulso el humo, pero sonrío.

—Sonará muy cursi y todo, pero no lo habría logrado sin ti.

Él le da una nueva calada.

—No hice nada en especial, creo que simplemente necesitabas a alguien que te enfrentara y te escuchara.

Sonrío.

—Sí, no es algo que todos quieran hacer, asi que gracias por eso.

Él sonríe.

—No es nada.

Ambos terminamos nuestros cigarrillos y entramos de nuevo a la casa, rodeo sus hombros con mi brazo antes de despeinar su rubio cabello.

—Cariño, será mejor que cortemos el pastel —dice su madre, sonriente, por cierto.

Él sonríe.

—Está bien, mamá.

Mientras Roy, sus hermanos y su madre colocan todo en su lugar, no puedo evitar sentir algo de envidia. Su madre es dulce, y se ve que ambos se llevan más que bien, desearía poder decir lo mismo de mi relación con la mía.

Rendezvous.  |L.T|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora