Me dolía todo el cuerpo, los brazos de Julián me hicieron sentir cálida por dentro, pero físicamente, me dolía aún más. Si hubiera sido otra persona la que me hubiera cargado, le hubiera gritado y suplicado para que me bajara.
Sentí que Julián caminaba, tratando de ir rapido pero sin lastimarme. Mi vista se ponía cada vez mas borrosa, apenas podía distinguir su rostro. La parte derecha de su cara estaba dañada y lastimada, sentí una descarga electrica dentro de mi pecho al ver su lesión, seguramente fué mi culpa.
Julián bajó la mirada hacia mí, ya que vió que yo lo estaba mirando. Sus ojos se notaban preocupados; traté de sonreir, para calmarlo un poco, pero mi boca apenas y podía moverse.
Julián dudó un poco y... me sonrió.
Jamás había visto algo así, nunca había visto a Julián sonreir, éra una sonrisa a medias pero me sentía en las nubes; cerré mis ojos y mi mente descansó un poco. Sentí que Julián me sujetó con más fuerza y empezó a caminar más rápido, casi que corría.
Despues de un momento, sentí que abrió una puerta, pero no abrí los ojos, caminó un poco y abrió otra puerta, después me acostó en una cama.
Me acomodó una almohada a la izquierda de ésta, éra muy cómoda. Traté de disfrutar la comodidad de la cama, mi cuerpo estaba muy adolorido.
Escuché que Julián venía, así que abrí mis ojos y lo ví llegar con hielo y un botiquín de emergencia.— Ju...— intenté hablar.
— Sh, no hables, por favor.— Puso su dedo sobre mis labios, y callé. Su dedo me calló.
Quitó su mano de mi boca, y comenzó con mis brazos. Noté que estaban raspados, pero el dolor no era realmente tan grande comparado con el de mis costillas y mi cabeza.
Cerré mis ojos.— Y por favor, no te duermas.— Me dijo Julián con delicadeza.
Abrí mis ojos y lo miré fijamente, él limpiaba y trataba de sanar mis heridas. Sus manos se movían con mucho cuidado.
Limpió casi todas las raspaduras de mis brazos y, cuidadosamente, llegó a mi cabeza, yo traté de levantarme para hacerlo más facil.
Julián limpiaba las heridas en mi cabeza, me ardió un poco. Después el me dijo:
— Parece que tu craneo fué demasiado fuerte para no quebrarse.
— Hubiera muerto si eso hubiera pasado.— Le respondí.
— No. Yo hubiera muerto.— Me dijo en un susurro, y después se quedó en silencio.
El terminó con mi cabeza y yo me dí la vuelta. Hize una horrible mueca de dolor, el dolor que sentía en mis costillas era de lo peor. Y él se dió cuenta.
Julián dudó un poco, inseguro de levantarme mi camiseta, entonces, simplemente yo lo hize. Él miró fijamente a mi cintura, sin ser presunciosa, tenía un buen abdomen.
Miró mi cintura un rato, y después parpadeó. Rapidamente encontró la parte donde me dolía, miró con los ojos muy abiertos.
— Creo... creo que esto tardará un tiempo en sanar.— Me dijo Julián.
— ¿Está tan mal la herida?.— Pregunté yo.
Eché un vistazo y ví una gran mancha, su color era horrible, entre negro y morado. Y tenía raspaduras arriba, alrededor de la herida, estaba rojo.
Abrí mi boca con sorpresa.— Lo siento si esto te arde.— me dijo Julián preocupado.
Comenzó a limpiarme y yo seguía haciendo muecas de lo doloroso que era. Me estremecí.
Finalmente cerré mis ojos para controlar mis ganas de llorar por el dolor, pero fallé.
Sentí que puso una venda alrededor de mi cintura, fué ahi cuando abrí mis ojos. Lo abrochó, y me sentí un poco mejor.
Julián alzó la mirada y vió las lagrimas de dolor que dejé caer. Rápidamente él las limpió, se acercó a mí y me abrazó. Lo hizo con mucho cuidado de no herirme, yo puse mi cabeza en su hombro cuidadosamente, y tomé su mano. Julián silenciosamente acarició mi cabello con una mano, mientras con la otra tomaba la mía, se inclinó y respiró sobre mi piel. No quería que él se fuera, su abrazó me tranquilizó, me sentía mucho mejor; fué un momento magico. De nuevo estaba en las nubes. Me tomó con cuidado y me apartó de su pecho. Aún estabamos tomados de la mano.
— Creo que te traeré algo de comer.— exclamó Julián, su rostro ya no se veía preocupado.
— Oye, es mi turno de limpiarte.— Le dije.
Julián se veía confuso hasta que tocó su rostro, y se dió cuenta que también estaba herido. Lo hize que se sentara en la cama. Con cuidado me moví, él no hizo ningún gesto de dolor mientras yo le frotaba su mejilla.
Un par de minutos después, me dijo:
-— Bueno, creo que ya es suficiente.
— Espera, deja de hacerte el rudo.
— No, no lo soy, es solo que no me duele tanto, he estado peor.— me contestó.
Suspiré y puse las cosas en el botiquín, mientras, Julián ya estaba en la puerta.
— Regreso en un rato.— Me dijo, y rápidamente salió antes de que yo pudiera hacer algo.
10.01.16
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