Capítulo 8: Reuniones

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Eran las nueve de la mañana cuando Lauren salió de la ducha de la habitación del hotel en el que habían decidido hospedarse ella y los chicos. Eso era lo primero que había hecho nada más despertarse, incluso ni siquiera miró su teléfono móvil.

La noche anterior había sido la cena benéfica -una de las peores noches que había tenido la cantante-, y gracias a su manager sabía que habían recaudado mucho dinero. Eso era lo importante y en lo único que intentaba concentrarse la mujer de ojos verdes.

Sin embargo, la realidad era muy diferente. Ya que encontrarse con Camila después de tanto tiempo, verla con aquel hombre castaño, y después aquella discusión que tuvieron a solas... Todo aquello había sido un duro golpe que ella aún no había podido asimilar. Su mente no asimilaba que aquello hubiera pasado en realidad, a veces tenía la sensación de que todo había sido un sueño:

¿Lo había sido? ¿Había sido simplemente un sueño? Una vez más se preguntó Lauren. La respuesta fue la misma que la vez anterior, y también de todas las demás.

Con la toalla con la que se estaba secando el cabello aun en la mano, la cantante sacó la libreta, en la que siempre escribía nuevas ideas para canciones, del bolsillo de la maleta. Ella pasó varias páginas hasta que al final encontró lo que estaba buscando:

Aquella canción la había escrito el día que la actriz llamó a Normani y esta estaba en la ducha siendo Lauren la única capaz de coger aquel teléfono, pero ella se negó a hacerlo y le colgó. Aquel día, en un arrebato de inspiración, la escribió casi al completo, pero aún no había sido capaz de enseñársela a sus compañeros.

Lauren la leyó un par de veces mientras la tarareaba con un ritmo; ella ya se podía imaginar el ritmo que tendría la canción. Lo tenía todo en su cabeza, hasta el más mínimo detalle, pero había algo que le impedía enseñársela a los chicos y hasta que no tuviera la fuerza de voluntad suficiente, no lo iba a hacer.

Era como si tuviese el deber de enseñar esa canción a tan solo a una persona...

Rápidamente, la cantante cerró su libreta cuando alguien llamó a la puerta y la escondió debajo de la almohada. Será alguno de ellos, pensó al instante y después Lauren se levantó de la cama dejando en ella la toalla humeda, al igual que aún tenía su cabello negro.

-¡Buenos días por la mañana!- exclamaron los dos más pequeños del grupo con los brazos abiertos para después darle un abrazo grupal donde la cantante quedó en medio de los dos.

Lauren se quedó bien apretada entre ambos por aquel abrazo, como si fuera poco que ambos midieran más de un 1'80 m. y estuvieran fuertes, sino que ahora la abrazaban como si quisieran quitarle la respiración. Cuando pudo soltarse del amarre de sus compañeros, tomó una bocanada de aire profundamente para recuperar todo el que había perdido; Peter y Frank murmuraron para sí mismos algo parecido a exagerada, pero no le dieron más importancia.

-¿Qué hacéis aquí tan temprano?- preguntó finalmente Lauren de espaldas a ellos recogiendo un poco la habitación, simplemente ponía la ropa del suelo en la cama para que todo pareciera más ordenado.

Frank, que había cerrado la puerta de la habitación, se encontraba apoyado en esta con los brazos cruzados sin dejar de mirar a su compañera y, sin poderlo evitar, alguna que otra vez sus ojos se iban al trasero de la mujer de ojos verdes. Por otro lado, Peter curioseaba todo lo que estaba a la vista en la habitación, como si la pregunta que acababa de hacer Lauren no fuera para él.

-Venimos a buscarte.

-¿Para?- volvió a preguntar; esta vez directamente al pequeño de los hermanos, quien había sido quien le había contestado–. Eres un cotilla, Peter.

Let me love you (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora