Subí al coche mientras mordisqueaba mi cruasán. Nada mas acomodarme, Harry me lo quita de la boca y se lo come en tres bocados.
- ¡Oye! - protesto - ¡Era mio!
- Delicioso, gracias.
La deliciosa sonrisa que me dedica hace que me olvide casi por completo de mi enfado.
He dicho casi.
Me cruce de brazos renfufuñando por lo bajo.
- Oh venga ya - protesta Harry - ¿Es mas importante el cruasán que yo?
Lo miro sonriendo con malicia.
- No te gustará mi respuesta.
- ¡Ah, no me lo puedo creer! - exclama fingiendo estar decepcionado.
Empiezo a reírme a carcajadas y poco después Harry se une a mi.
Pasamos el trayecto entre bromas y risas, así que antes de darme cuenta ya estábamos en el aparcamiento del instituto.
- Jo, hoy no tengo ganas de entrar a clase - me quejé.
- Bien
Harry volvió a arrancar el coche y dio marcha atrás.
- ¿¡Que haces?! - exclame al verle salir del aparcamiento.
- Dijiste que no querías ir a clase, ¿no?
Lo mire con los ojos abiertos como platos; como Alex no me vea en clase tengo un grave problema con mi madre.
- ¡No lo decía en serio! - exclame - ¡Vuelve atrás! Como Alex no me vea en clase, mi madre me castigará de por vida.
- Bueno, solo faltaras a las tres primeras horas.
- ¡No, Harry vuelve atrás!
Él sonrió con malicia pero sin quitar la mirada de la carretera.
- ¡Harry!
Paso de mi, literalmente.
Al ver que no tenia intención de volver atrás, me recoste contre el asiento y me dedique a mirarlo.
El cabello marrón chocolate caia con desorden sobre su frente, dándole un aire carismático y alegre. Los ojos, fijos en la carretera, estaban custodiados por una largas pestañas negras como el carbón, y su perfil era realmente hermoso.
En ese momento, senti una agradable sensación en mi pecho, que se espandia por todo mi ser.
¿Que narices es eso? ¿Porque me siento así?
- ¿Te apetece un desayuno en mi compañía? - me pregunta Harry mirandome un momento.
Asiento embobada; mi estómago se retuerce deliciosamente.
Dios, ¿porque me siento así?
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¿Amigos? Mala idea.
FanfictionAdoraba los hoyuelos que se formaban en sus mejillas cada vez que sonreía, esa manía suya de despeinarse el pelo, esos ojos verdes que me desorientaban... Amaba cada pieza que formaba su singular ser... ¿El único problema? Él es mi mejor amigo .