Capitulo 8: ¡No eran estrellas!

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     Fui a mi cuarto y decidí darme una ducha, no podía dejar de pensar en lo de mis padres. Me sentí un poco mal al pensar q pudo haber sido mi culpa, pero esas cosas no eran mis padres y tenía que averiguar que eran.
     Salí de ducharme y me puse lo mismo, toda la ropa era igual y decidí ir a cenar, se nos había hecho tarde desde que volvimos.
     Baje por las escaleras y llegue al cuarto de la cena, como siempre fui a buscar mi comida y me senté al lado de Belén, al frente mío se sentó Thomás, y éramos solo los 3 sentados en una mesa que entraban 5.

-¿Estas bien? Lo siento de nuevo por lo de tus padres.

     Dijo Thomas.

-Si, estoy bien, necesitó saber como llegaron todos aquí y escuchar las historias de todos, algo debemos tener en comun, sea bueno o malo.

- Si quieres escuchar TODAS las historias tendrás que estar varios años, ya que aquí la mayoría decide no contarle nada a nadie.

- Necesitó SABER. Nadie podrá volver de allí -señale la puerta que daba a la salida del exterior- con vida si no sabemos que ocurre y que le hicieron a nuestros padres.

- Lo siento que interrumpa, pero hay algo que debo mostrarles. -dijo Belen- Siganme.

     Nos llevó a un cuarto que quedaba en un 2do piso que nunca había visto.

-Vamos, entren rapido. Nadie puede vernos.

-¿Que es esto?

    Preguntamos al mismo tiempo con Thomás, pero no nos importó, era más importante saber que sucedía.

-De aquí podemos observar toda la ciudad sin tener que salir, estos vidrios son polarizados. Nadie puede vernos de afuera, creanme ya lo eh visto antes.

     Estaba sorprendida.

- ¿Porque no me lo dijiste antes?
     Preguntó Thomás.

-Quería esperar a que Abril llegara, no estaba segura si decírtelo o no.

- Con esto podemos saber los movimientos y hasta quizás que es lo que provoca que los adultos se conviertan en esas cosas. -Dije impresionada- ¿Y porque están todos estos planos aquí?

- Siempre suelo venir y analizar las calles, en todas hay guardias, no se como pudieron salir.

     Dijo Belén.

-Usamos unas armas, pero sólo para los padres de Abril.

-Quizás no estén todo el tiempo. Seguro hay horas donde descansan o se van.

     Dije yo.

- Puede ser, pero me parece raro que no estén todo el tiempo alerta. Más ahora que Abril escapó del hospital.

-Mañana a la mañana veremos bien con la luz del dia. Nos encontremos aquí a las 10:00 am.

     Dije como una jefa.

- Muy bien, tengan esto. Los agarre de tu casa Abril, espero que no te moleste.

Eran relojes de mano. A mi me tocó el de mi padre, se me vino la imagen de el diciendome la hora.

- No, claro que no me molesta. Usenlos.

-Muy bien, vamos a cenar.

     Fuimos y cenamos pollo con arroz, todavía tenía dudas a cerca de como tenían tanta comida o como tenían luz. Pero preferí no preguntar y quedarme callada.

     Subi las escaleras con Thomás, ya que nuestros cuartos quedan en el mismo piso.

-Ven. Acompañame un segundo.

-¿Adonde?

     Pregunte.

-Sólo ven y no hagas ruido.

     Subimos hasta un 3er piso que era como una terraza que no había visto nunca. Miramos al cielo y estaba lleno de estrellas. Todas brillaban fuerte.

-Yo entiendo que no recuerdas nada, pero yo te recuerdo muy bien Abril. Con el tiempo iras acordándose de cosas que sucedieron.

-No me hace falta recordar.

     Y me acerque a el y lo bese, yo sabía que era mi profesor y suena un poco mal pero estaba segura que siempre estuvo conmigo. Luego volvimos a mirar al cielo y las estrellas se hacían más y más grandes. ¡No eran estrellas! Eran aviones con doctores.

El Amor A Base De Una InyecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora