Capítulo tres: Estrellas, películas y miradas.

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[ A I R É N ]

Luego de contemplar aquel hermoso paisaje comenzamos nuestro camino hacia la casa.
No sabía con exactitud el porqué Jana me había llevado a aquel lugar, pero era evidente su emoción, aunque tratara de disimularla.

-¿Tienes hambre? No hemos comido desde el almuerzo, es estúpido que lo pregunte pero... te invito a comer-me miró de reojo mientras sonreía levemente.

-¡No!-me miró extrañada-digo, no estoy presentable. ¿te parece si vamos a mi casa y comemos algo?

Abrió y cerró la boca reiteradas veces, pero se decidió en mejor no decir nada y asentir con la cabeza.
Trataba de ser amable, después de todo ella me había llevado a un lugar hermoso y de alguna forma se lo quería agradecer.

-Y... ¿a qué te dedicas?-pregunté rompiendo el silencio que nos rodeaba.
Quedó algunos minutos pensativa mientras miraba un punto fijo.

-Actualmente estoy trabajando en una cafetería para cubrir los gastos de la casa y el dinero heredado lo tengo para luego comenzar a estudiar leyes en la universidad, pero estoy de vacaciones hasta dos semanas más.

-Ah ¿y tus padres? ¿vives con ellos?

Quizá no debí preguntar aquello. Su mirada era melancólica y pensativa, como si estuviera recordando alguna tragedia.

-No, ellos... murieron cuando tenía doce años, desde ahí tuve que independizarme y claro, con ayuda de conocidos de la familia ya que me resignaba a ir a algún orfanato. Me habían dejado una herencia junto a una casa pero creo que sólo las cenizas quedan de ese lugar. Aunque la herencia ha ido disminuyendo con el tiempo queda una gran cifra guardada, con eso pienso completar la universidad y claro, con lo que he ahorrado.

-Lo siento, no debí preguntar eso-me disculpé con algo de vergüenza.

-No... no te preocupes.-sonrió ladeado

Caminábamos tranquilamente por la calle, la noche estaba tranquila e iluminada, la gente reía, conversaba y hasta algunos se daban cariño. Acabábamos de pasar frente un pequeño parque. Los niños jugaban energéticamente mientras sus padres se dedicaban a observarles con amor.

Me giré y vi de reojo a Jana, la cual miraba al asfalto pensativa.

-¿Qué edad tienes?-pregunté de golpe.

-¿Eh? Lo siento, estaba distraída-dijo mientras sus ojos se concentraban en mi rostro.

-Que cuántos años tienes. Pareces muy joven, seguro que tienes mi edad ¿no?

-Gracias por lo de joven-rió leve-tengo veintiún años.

¿Veintiuno? Levanté una ceja diciendo "¿de verdad?" A lo que ella respondió asintiendo con su cabeza.

-¿Y tú? Supongo que eres menor, no?

-Sí, tengo diecisiete.

-Lo supuse... entonces ¿aún estudias?

-Sí, me falta sólo un año para terminar y luego pasar a la universidad.

-Y...¿Qué tienes planeado estudiar?

-No... no lo sé. Mi madre quiere que estudie diseño como ella. Pero en realidad aunque ame la ropa y accesorios de todo tipo, ese no es mi sueño.

-Pero deberías hablar con ella, no puede decidir las cosas por ti. Haber, ¿De quién es el futuro?, pues tuyo. Mis padres me decían que ellos no podían elegir por mí, ya que ellos ya habían hecho sus vidas como ellos quisieron. Ella debe entender lo que tu decidas, si es que quiere que tengas un futuro feliz.

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⏰ Última actualización: Feb 03, 2016 ⏰

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