I

11.8K 838 114
                                    

Capítulo 1

Abro perezosamente los ojos, observando cómo la luz de la mañana se adentra a través de las ventanas iluminando delicadamente toda mi habitación. Sin apenas percatarme de ello, me encuentro frotándome los ojos con los puños de mis congeladas manos, a medida que un profundo bostezo nace de mis labios espantando el sueño acechante para, finalmente, incorporarme sobre la cama.

Es entonces cuando me doy cuenta de algo; hoy mi mayordomo no se ha encargado de despertarme de mi sueño, como está obligado a hacer. De modo que no tengo opción alguna, mi deber será castigarle nada más aparezca ante mí.

¡Sebastian! —pronuncio con todo mi aliento desde mi posición actual, sin obtener respuesta alguna— ¡Sebastian, ven aquí! —insisto sin lograr algo distinto.

Mi frustración se vuelve cada vez más notoria, por lo que me obligo a salir de la cama y abandonar la habitación vestido con las prendas destinadas a mis momentos de descanso, pues es Sebastian quien me arregla cada mañana y no permitiré que hoy se torne distinto.

Nada más me encuentro frente a la puerta, echo un vistazo al camino izquierdo del pasillo para a continuación observar el derecho, sin decantarme por dónde dar comienzo a mi búsqueda. Nunca antes me había planteado que este lugar pudiese resultar ser tan grande. No, de hecho, parecía extrañamente más grande de lo habitual. Pero, en ese momento, algo interrumpe mi voz interior, tratándose de un sonido que no proviene de mi cabeza, sino de mi tripa. Me muero de hambre.

Por un instante, dudo en pronunciar su nombre una vez más, pues no había obtenido respuesta alguna en ninguno de mis intentos por reclamar su atención. Sin embargo, vuelvo a intentarlo, obteniendo el mismo resultado. Justo entonces, imagino la posibilidad de que no se hallase aquí, que quizás haya debido salir a hacer cosas de mayordomo como... Lo que sea que éstos hagan. O habrá huido al recordar que esta mañana no ha sido él quien me ha despertado. Pero, mientras tanto, mis tripas no cesan su orquesta, tornando insufrible mi apetito.

Quiero algo dulce.

Es entonces cuando se abre paso en mi mente que Bardroy, Finian o Maylene, podrían ayudarme con esto, al fin y al cabo son mis empleados. Pero recuerdo la última vez que intentaron realizar el trabajo de Sebastian y lo descarto instantáneamente de mi cabeza. Esto no puede estar siendo tan difícil. De modo que, armándome de valor, inicio mis pasos en dirección a la cocina, atravesando a su vez los inertes y silenciosos pasillos que dan hasta ella. Acelero un poco la marcha, aburrido de caminar sin rumbo entre aquellas paredes que nunca alcanzaban un fin, hasta lograr escuchar a alguien tararear “Dance of the Sugar Fairy” de Tchaikovsky mientras cocina, pues el dulce aroma del postre llega a mi alcance.

Me asomo por la puerta procurando no revelar mi presencia, hasta que descubro que se trata de mi mayordomo.

¡Sebastian! —exclamo furioso con los brazos cruzados y el ceño fruncido.

Buenos días, bocchan ーdice, volteándose hacia mí para mirarme de arriba a abajo—. No parece que hoy se haya despertado de buen humor —continúa sin dejar de esabozar esa sonrisa tan estúpida que habitualmente muestra en su rostro.

Sabías que debiste despertarme tú, idiota —digo reduciendo la distancia que nos separa—. Eres mi mayordomo y al no obedecerme mereces ser castigado.

Yes, my bocchan [Kuroshitsuji / Yaoi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora