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Capítulo 5

—El juego se llama "Logra que tu mayordomo te bese" y consiste en que debes lograr que tu mayordomo te bese —dice satisfecho.

—¿Qué clase de juego es ese? ¡Ni siquiera puede considerarse un juego, más bien es como un reto absurdo! —respondo frustrado.

—Oye, si Sebastian se da cuenta de lo que tramamos por culpa de tus gritos, perderá la gracia —dice frunciendo el ceño.

—No pienso hacerlo —digo disminuyendo mi volumen de voz, evitando permitir alcanzar esta absurda conversación a oídos ajenos.

—Eres un aburrido —dice cruzándose de brazos y frunciendo nuevamente el ceño—. En ese caso comunicaré a los medios a lo que el conde Phantomhive se dedica en su tiempo libre. Ya sabes a lo que me refiero —continúa mientras se levanta de su sitio—. Un niño viviendo en un lugar alejado de la ciudad... Donde nadie puede verle... Con unos pocos sirvientes a su orden y disposición... Y con su prometida Elisabeth de viaje en el extranjero... —tras decir esto devuelve su mirada nuevamente hacia mí y, mostrándome una pícara sonrisa, repite— Y el joven conde viviendo en un lugar alejado de la ciudad, donde nadie puede verle...

—¡Vale, vale! Te he entendido —digo levantándome, intentando alcanzar su misma altura. Realmente era irritante.

El conde Trancy no pronuncia palabra, tan sólo se limita a esbozar una sonrisa más amplia que la que anteriormente ya mostraba y, por un par de segundos, el silencio se adueña de nuestra conversación, hasta que el rubio prosigue.

ーMe voy, ya sabes lo que debes hacer ーtermina por decir, dándome la espalda y dirigiéndose a la puerta.

ー¡No lo voy a hacer!

ーNo me dejas otra opción ーdice dando media vuelta para mirarme fijamenteー ¡O le besas tú a él o te obligaré a besarme a mí, así que más te vale no perder! Tienes veinticuatro horas para decidirte ーtras decir esto y finalizar la conversación, desaparece de la sala.

ー¿Ha... hacer qué? ーpregunto inútilmente, ya que el conde ya ha abandonado la habitaciónー ¡Oye, vuelve aquí! ーpronuncio con todo mi aliento mientras corro tras él procurando alcanzarle, aunque sin éxito

ー¿Sucede algo, bocchan? ーpregunta mi mayordomo desde la puerta de entrada.

ーNo, nada ーrespondo, con las manos colocadas en mis rodillas, recuperando el alientoー. No ocurre nada.

Y, tras esto, regreso a mi habitación dejando atrás a mi problemático mayordomo con la bandeja de dulces en su mano.

Dudo que el día logre empeorar.

Yes, my bocchan [Kuroshitsuji / Yaoi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora