Capítulo I Este es el peor de todos los malditos castigos.

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-¡Lo volviste a hacer!- exclamó el hombre mientras daba un manotazo a su escritorio.

-Tampoco es para exagerar- respondió su hija, con expresión de aburrimiento. Su padre siempre seguía la misma rutina cuando se presentaban cosas como esta.

-¿Cómo dijiste?- gritó.

-Que. No. Es. Para. E-xa-ge-rar- repitió, mirándolo desafiante.

Jude Hearthfilia ya estaba harto de la actitud de su hija Lucy. Su nueva ocurrencia había sido llegar borracha con un enorme grupo de adolescentes en igual estado, con música a todo volumen saliendo de los autos que traían y entrando a la casa a "festejar" justo en el momento en que él estaba concretando un muy importante negocio por una gran suma de dinero con unos nuevos socios de la compañía. La bromita de su hija le había costado la culminación de este.

-Ya no puedo seguir tolerando este tipo de cosas- suspiró, derrotado.

-Siempre dices lo mismo y a la final terminamos repitiéndolo todo una y otra y otra vez- comentó casual.

-Lo sé- admitió-. Por eso he tomado una decisión.

-Wow- dijo sarcástica- ¿Qué será esta vez? ¿Sin salidas? ¿Un "guardaespaldas" vigilando todos mis movimientos? O no ¡Ya sé! ¡Aumentar la seguridad de la casa para evitar que me escape!- casi se caía de la silla debido a los movimientos exagerados que acompañaban a sus grandes carcajadas-. Sabes que me encargaré de burlar uno y cada uno de tus estúpidos castigos, Pa-dre- concluyó, retadora.

Su padre dio un largo suspiro de resignación y, por un momento muy breve, Lucy creyó haber conseguido, por fin, derrotar a su padre. Sin embargo no fue así, este tomó una de las carpetas que se encontraban encima de su escritorio y de ella sacó un folleto, que luego le entregó a su hija.

-¿Qué porquería es esta?- interrogó ella.

-El reformatorio al que he decidido enviarte- Lucy se quedó de piedra-. Es el instituto Fairy Tail, normalmente funciona como una escuela integral, pero también tiene una clase especial reformatoria para niños problemáticos- explicó.

-¡¿Qué mierda?!

-¡Modula el lenguaje!

-¡¿Estás pensando en tratarme como una maldita criminal?! ¡¿Eso es lo que soy para ti?! ¡Responde, maldita sea!- exigió.

-Tú me has obligado a esto- respondió.

-¿Yo?- preguntó con una risa- ¿Yo? No me hagas reír. Este ha sido tu maldito plan desde un inicio. ¡Sólo necesitabas la excusa perfecta para terminar de arruinar mí ya muy jodida vida!- gritó-. Pues bien, no iré- decretó.

-Iras, quieras o no- sentenció-. Mañana Capricornio te llevará. Ya Virgo se encargó de hacer tus maletas.

-¿Por qué no Loke?- cuestionó.

-He decidido alejarlo de ti, veo que le tienes mucho aprecio y es una buena manera de castigarte por lo que has hecho.

No pudo responder nada, esta vez su padre había logrado dar en el blanco con su castigo. Podía aguantar quedarse encerrada en casa, estar desprovista de cualquier contacto con sus amigos e incluso hacer servicio comunitario, como una vez le había obligado a hacer; pero esto ya era demasiado.

Ella había luchado fervientemente por ser expulsada de todas las escuelas a la que había sido enviada y después de mucho tiempo consiguió su objetivo de recibir educación en casa, puesto que para ella era más fácil esto. No odiaba estudiar, al contrario, le encantaba aprender cosas nuevas cada día, lo que realmente odiaba era tener que compartir su preciado tiempo con una bola de idiotas que sólo retrasaban la clase y no le permitían recibir su educación como era debido.

Lucy sólo podía ser considerada "niña problema" por las locuras que hacía constantemente, pero fuera de todos esos inventos era realmente una buena chica: estudiosa, cortés y amable, claro, todo esto eran cosas que jamás admitiría delante de su padre.

Vencida, se levantó de la silla, aun con el folleto del instituto en la mano, y subió a su habitación. Cuando entró vio que toda su ropa estaba guardada en las maletas junto con algunas de sus cosas de uso diario. Se quedó viendo toda la habitación con la mirada perdida y terminó arrojándose de espalda en la cama. A los pocos minutos se percató de que aun el dichoso folleto de ese maldito instituto seguía en su mano, lo levantó, lo puso en frente de su rostro y comenzó a leer:

-"Programa de reformación del Instituto Integral Fairy Tail para adolescentes problema. El programa les ofrece a estos adolescentes la oportunidad de corregirse e integrarse de una manera correcta a la sociedad".

No terminó de leer, simplemente arrugó el papel y lo lanzó al suelo, sin importarle ya mantener limpia su alcoba.

-Patrañas- murmuró, pasando su brazo derecho sobre sus ojos, tratando de retener las lágrimas que amenazaban con salir-. Maldición.




Reformatorio Fairy TailDonde viven las historias. Descúbrelo ahora