Y ahora voy a hablar contigo. te he tenido aparcado pero no creas que me he olvidado de ti, para ti también tengo tu parte.
Se dice pronto, pero estuve enamorada de ti durante ocho años. mis amigas no se lo podían explicar con esa cara de virus que tienes. ¡Eres feísimo!
Bueno, miento. Claro que se lo pueden explicar, porque todas, absolutamente todas las mujeres del mundo pasamos por la penitencia de enamorarnos de un farfollas. Es inevitable. Siempre hay un charlatán que nos vuelve loquitas. Este especimen es capaz de convencerte de que lo blanco es negro y de hecho tú te oyes a tí misma diciendo "siiii, blanco nuclear!"
Pero hay que tener en cuenta que el haber tenido la experiencia de haber estado tan loca por alguien te hace más tolerante con las decisiones que toman algunas personas que viven en pareja. Tú desde fuera piensas que esa actitud que tiene ese tío con tu amiga es intolerable, que ella está perdiendo su vida con ese charlarán de feria, que ella vale mucho más... Pero en realidad todos cuando estamos en pareja sacrificamos parte de nuestra personalidad por agradar y por qué todo siga. Por no provocar un cambio, no desatar una discusión.... No sé si es adaptación o gilipollez.
¿Es eso el amor? A lo mejor es que estoy llegando a ser muy fría y ya veo lo que no es.
Pero de algo si estoy segura. Ya no tienes nada que hacer.
Ahora veo todos los colores y no necesito que me pongas tus gafas de visión "a tu manera". Me gustan los colores que veo porque mis ojos ven muy bien.
Ya no me convences. Mis decisiones y mis pensamientos son geniales, ¡y ni se te ocurra decir que estoy equivocada! Estaba equivocada, estaba, cuando me dejaba guiar por ti.
Tú. Cómo no me di cuenta.
A ver si aprendo a desconfiar de quién desconfía de todo el mundo. Tú, que no supiste aprovecharme y ser mi amigo. Apoyarte en mí y contarme tus cosas. Siempre en tu papel, tan opaco, impenetrable, insensible.
Fuiste capaz de hacerme sentir culpable y triste durante meses. No hiciste nada. No te importó. No te importé.
Ahora podría decir que es a mí a quien no me importas. Pero en realidad no es así. Creo que las buenas personas, las que hemos recibido cariño de nuestros padres, hermanos, amigos, aquellos que hemos sentido algo por los demás, dedicación, amor, fidelidad... Todos esos estamos ya tocados por una estrella. Es imposible que alguien de nuestro pasado nos dé igual. La indiferencia no existe para esos que tenemos un corazón vivo. Ahora no me das igual.
Te tengo pena.
