No. Tú no. Tú no podías fallarme así. ¿Por qué lo has hecho? Él no tenía que saber esas cosas. Yo te las conté a ti. En ese momento, en ese instante, entre tú y yo quedaba todo, y nada tenía que haber salido de ahí.
Porque los demás ensucian, no lo entienden, no lo entienden. No tenías que haber dicho nada.
Y ahora no sé cómo decirte que te has equivocado. Que así no se hacen las cosas. Que me has hecho daño. Y que a pesar de todo sigues siendo especial para mí. Y por eso me duele en lugar de indignarme. Por eso me pregunto cómo decírtelo en lugar de zampártelo sin tener en cuenta tus sentimientos. Porque me importas aún mido las palabras y pienso qué ponerme y me pondré mi perfume para dejarte huella. Porque contigo aún no me da igual todo. En el fondo solo quiero hacerte pensar. Pero las suposiciones que se monta mi mente nunca se cumplen. Así que no sé por dónde me saldrás.
