new century / l.s

Capítulo VIII.

[Dedicado a JustARandomDream]

Louis se encontraba mirando por el lindo ventanal del departamento de Harry, la vista del último mencionado quizás no era la más bonita; una avenida llena de personas caminando de un lado a otro, autos pasando por doquier y mucho ruido, realmente no era el lugar más relajador, pero para Louis era sorprendente ver cómo las personas hacían sus vidas, como tantos autos podían pasar por la avenida y la belleza de los edificios que habían a los alrededores. Claramente Louis no era de esta época.

Louis suspiró, sus pensamientos se encontraban vagando en lo que Niall le había mencionado anoche. Niall quería que Louis conquistara a Harry y que sacara de su inocente mente a Nick cambiándolo por el pequeño chico de ojos azules, para eso necesitaba que Louis cambiará sus ropas y fuera romántico, cosa que todos sabían que Nick no hacía mucho al ser muy antipático.

Aunque en esos momentos Louis no se encontrara vistiendo sus ropas del siglo pasado, tenía que conseguir dinero y comprarse la ropa indicada para este siglo ya que sería bastante ridículo andar por la calle en pantalones hasta la cintura de color café y camisas abrochadas hasta el cuello. Louis estaba vistiendo un suéter de Harry que le quedaba el doble de grande haciendo que las mangas le llegaran pasadas de las manos, unos pantalones deportivos —también de Harry— que le quedaban gigantes, pero eran muy cómodos y finalmente andaba a pie descalzo.

Suspiró, ¿Realmente no haría nada para volver a su época? ¿O para encontrar a su familia actual? Aunque de todos modos quizás ni lo recuerden o... Quizás ni siquiera existió en el siglo pasado. Quizás no tiene familia, ya que quizás al cambiarse de época, su vida cambió. Tenía muchas dudas, todo era tan extraño. Al llegar al departamento de Harry, y dormirse en la cama de invitados llegó a creer que al otro día despertaría en la casa de sus abuelos, con el olor del pan recién horneado y la suave brisa.

Pero no fue así. En realidad se despertó por el sonido de la alarma de Harry quién se fue a su empleo, al no poder seguir durmiendo fue a mirar por el ventanal, pero le sigue sorprendiendo que no se trate de un sueño, por más que se pellizque, no despierta del sueño.

Suspiró y entró al edificio, cerrando el ventanal y caminando en pasos delicados hacía la cocina. Tanto pensar le había causado hambre, se mordió el labio, ¿Qué se supone que comería? No sabía qué se comía en esta época o qué comía Harry.

Se dirigió hacía un aparato grande con dos puertas, al abrirlo el frío cubrió su cara y sus fosas nasales. Observó su interior encontrándose con diferentes cajas, paquetes y botellas de alimentos y líquidos. Lo primero que tomó fue una caja blanca con celeste dejándola sobre la pequeña mesa, volvió al aparato y buscó hasta que encontró una caja transparente con fresas en su interior, la tomó y la dejó sobre la mesa. Buscó en los estantes hasta que encontró un cuchillo, cortó las fresas en rodajas y las dejó en un plato. Buscó —nuevamente— por los estantes hasta encontrar una caja de avena y puso un poco en un plato hondo, para luego poner leche y las fresas. Sonrió al ver su resultado. Tomó una cuchara pequeña de los estantes y caminó hacia la mesa, tomando asiento ahí y disponiéndose a comer su desayuno.

Si ya se veía delicioso, el sabor lo era aún más. En pocos minutos ya se había comido todo y limpió lo que había utilizado para luego sentarse en el sofá. Tomó una de las revistas que se encontraban en la pequeña mesa frente a él, y comenzó a mirarla en vistazos veloces. En eso se escucha como la puerta está siendo abierta y la imagen de un Harry arreglado aparece de repente.

Louis sonríe hacia Harry, y este le devuelve el gesto. —Hola Louis, ¿Cómo has estado? —Pronuncia el chico de rulos mientras cierra la puerta tras sus espaldas y deja su bolsón sobre la mesa.