Uno

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3 semanas después, Miami.

La vida para una persona puede cambiar en un segundo. Un accidente, un embarazo, una noticia... Claro, no de esas de ¡ehhh, me gané la lotería! La noticia que Lauren Jauregui tuvo que afrontar fue una realmente mala. Demasiado mala, tan mala al punto de hacerla desear perderse de la humanidad. Y, ¿qué mejor que su espacio personal?

La primera semana fue difícil.

Ella seguía sin asimilarlo, seguía sin aceptar que ese hombre le había hecho semejante daño. Evitaba a toda costa salir de su cuarto, no comía, bebía solo lo necesario para sobrevivir. Sus noches se basaban en llorar y recordar lo estúpida que había sido, maldecía a gritos que eran ahogados con su almohada. ¿Por qué ella? ¿Por qué en todo el maldito mundo, tuvo que ser ella? Pero bueno, esas preguntas nos hacemos todos, ¿no? ¿Por qué yo? ¿Por qué me mienten a mí? ¿Por qué soy yo la víctima siempre? ¿Por qué no tengo un aumento? Nunca aceptamos nuestro destino, si es que así se le puede llamar. Lauren prefería llamarlo castigo divino. Estaba comenzando a creer que en su vida pasada fue una persona muy mala que no pagó por sus pecados, y por eso ahora sufría.

La segunda semana fue la peor de las tres en encierro.

Su odio comenzaba a crecer, pero no era un odio racional. No odiaba solo a Paolo por haberle hecho ese daño. Odiaba a su mamá por no haberla detenido de ir, por no ejercer el poder que, se supone, tenía. Odiaba al mesero que había provocado el primer encuentro “casual" entre ellos dos. Odiaba a su vecino por ser malditamente feliz y por presumir su nuevo BMW. Odiaba incluso a su pobre gato, por no saber hablar y así darle consejos.

El encierro la estaba afectando.

Quería vengarse de algo. De alguien.

La tercera y última semana de encierro fue menos drástica.

Sus ojos verdes ya no tenían el mismo brillo. Su cuerpo estaba débil, y ella culpaba a su enfermedad, sin saber que su huelga de hambre la había demacrado totalmente.

Sus padres comenzaron a notar que algo realmente malo le había pasado a su hija desde que finalizaron sus vacaciones.

Para ser sinceros, ella siempre fue callada, fue poco social, prefiría pasar las tardes en su cuarto. Pero esto iba más allá de una simple etapa, de una simple vida marginada. Trataron de hablar con ella, pero era imposible. Sus labios se movían, pero de ellos no salía palabra alguna.

Sus movimientos eran dignos de un autómata, sus gestos faciales no se limitaban solo a parpadear porque era imposible. Al parecer, tampoco le importaba si se bañaba o no, ni si comía o bebía, o si simplemente en algún momento dejaba de respirar.

Lauren se estaba muriendo... Pero no físicamente.

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La parte más dura de todas, fue ingresar a la universidad. Era el primer semestre para ella luego de finalizar su año sabático, y luego de haberse infectado. Se sentía enferma de tener que socializar.

¿Si te hablo y escupo te contagiaría también? Preguntas como esa rondaban por la cabeza de Lauren cada vez que alguien se le acercaba.

Macabros planes comenzaban a surgir desde lo más negro y profundo de su alma, planes los cuáles la hacían reír, ya que ella jamás haría algo parecido. Toda la mañana pasó pensando en una especie de “Lauren la psicópata", andando por ahí, escupiendo gente para que se enfermara. Ridículo.

Cuando su última clase de la mañana llegó, se decidió:

No se iba a echar a morir de una sola vez, necesitaba ayuda, necesitaba ir donde un médico. Ella llevaba menos de un mes con el virus, tal vez...solo tal vez hubieran esperanzas para ella. Si ya había logrado salir de su casa, era hora de ir por la ayuda. Pero para una universitaria primípara de 18 años no era muy fácil que digamos ir a una clínica y buscar a un profesional, decirle HEY! TENGO SIDA JAJAJA, DE LOCOS, ¿NO? Su misión se veía frustrada, igual que su vida, pero al parecer el destino no era tan malo.

-Jóvenes, su siguiente clase ha sido cancelada, necesito que vayan al campus y participen activamente del foro “PREVENCIÓN DEL VIH/SIDA" No sobra recordar que su participación será totalmente valorada. No quiero quejas, ni reclamos. Así nada tenga que ver con su carrera, somos humanos, y nadie está seguro de cómo no contagiarse de...esa cosa.

¿Un foro en la universidad?

¿Información?

¿Ayuda?

Lauren fue la primera en salir de su salón. Si esta gente sabía del tema, y podían brindarle lo que necesitaba, sería lo mejor que le podría pasar en días.

Al llegar al campus, fue directo a la primera fila.

Definitivamente iba a participar.

-Mucho gusto, chicos. Soy la doctora y licenciada especializada en el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) y Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA)

Las manos de Lauren comenzaban a sudar. No escuchaba algunas partes de la charla, pero aún así se concentraba en las partes que parecían importantes y podrían ayudarla.

-...se adquiere el virus ya sea por compartir fluidos al momento del sexo, por transfuciones de sangre, por compartir agujas, por un tatuaje en el que se ha empleado una aguja infectada, por el roce de dos heridas abiertas cuando una de las dos personas se encuentra infectada. Recordemos que también el feto puede contagiarse. Si una persona con VIH queda embarazada, hay un 90% de posibilidades en que su bebé nazca con el virus. Algunas veces se desarrolla, otras no...

Todo eso Lauren lo sabía, pero tuvo que contenerse para no pararse y gritar que en los cruceros también habían riesgos de contagiarse.

-...si una persona tiene relaciones con un infectado, se convierte inmediatamente en portador de VIH positivo.

-¿Y si usan condón? -La voz de Lauren fue escuchada por medio campus, pero a ella no le importaba. La doctora, de la cual no recordaba detalle alguno sobre su nombre, dirigió su mirada a ella.

-Hay un riesgo enorme de contraer el virus. En estos casos, es mejor la abstinencia. Una vez el virus...

-¿Qué pasa si la persona se contagia?

-Errr, ya llegaremos a eso (...) ...entonces, al no haber cura, al paciente no le queda más que someterse a los muchos tratamientos para controlar la enfermedad. ¿Alguna pregunta hasta ahora?

La mano de Lauren fue la primera en lavantarse.

-¿Se puede contagiar con un beso?

-No... Verán, la saliva no trasnporta el virus, la sangre sí. Por eso a la hora de besar, el enfermo debe asegurarse de no tener peladuras ni nada parecido en la boca.

-¿Cuánto tiempo puedo...ehm, puede vivir una persona con sida?

-Depende de su medicación y de algunos otros factores -La mano de la chica seguía levantada. Aún tenía demasiadas dudas, cosa que notó la mujer, pero ella quería hablar a solas con Lauren. Si sus sospechas eran ciertas, ella debía ayudarla- Muy bien, para finalizar, mis asistentes repartirán un par de condones a cada uno de ustedes. No importa si su vida sexual no es activa, agarren unos cuántos. Nunca se sabe - agregó con una sonrisa traviesa.

Cada estudiante se marchó a su respectivo destino luego del foro, y lo mismo haría la oji verde, pero escuchó que la llamaban.

-¡Señorita Jauregui!

Era la mujer que había hablado.

-¿Sí?

-Mire -le entregó un folleto y una tarjeta- Tener VIH no es algo de qué avergonzarse, tranquila. Si necesita ayuda, búsqueme.

Y se marchó de allí. Lauren quedó con los ojos bien abiertos, y las mejillas sonrojadas. Mierda. ¿Cómo se había dado cuenta ella? ¿Se le notaba mucho que tenía sida? ¿A caso había un letrero neón sobre su cabeza que lo indicaba?

De repente se sintió asustada, temía que alguien más lo supiera.

Agarró su bolso y salió de la universidad lo más rápido que pudo. Tenía muchas cosas qué pensar.


Lauren's SecretDonde viven las historias. Descúbrelo ahora