Dos

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Caminar hasta su casa la hacía pensar bastante.

Ella realmente necesitaba ayuda, necesitaba estar informada sobre lo que le estaba pasando. Con los ojos llorosos empezó a leer aquél folleto: era la presentación de una clínica de apoyo para pacientes con VIH POSITIVO y SIDA. Explicaba el programa del lugar, había fotos de las instalaciones. También habían algunos números de teléfono y la dirección. ¿Lo mejor de todo? Se garantizaba total anonimato si así se desaba. Lauren no entendía eso último, pero le parecía lo mejor de aquél folleto.

Suspiró al llegar a su destino, guardó el folleto y sacó las llaves de su casa. El olor a comida fue lo primero que sintió, seguido de su mamá.

-¡Lauren! ¡Si eres tú, ven, sino no! Si eres Taylor, sube a tu cuarto, y si eres Chris... Hola, hijo. ¡Ya casi está la comida!

Lauren suspiró otra vez.

Perfecto, ahora su mamá quería ayuda seguramente.

-Hola, ma.

-Hija, al fin. ¿Cómo te fue en tu primer día? -Clara estaba con una cuchara en su mano y con un guante en la otra. Estaba preparando la comida favorita de su hija, como premio por sobrevivir a su primer día de clases en la universidad.

-Cool.

-¿No te hicieron nada por ser nueva? ¿No te molestaron? ¿Hay matones ahí? ¿Hacen bluying?

-Bullying, mama. Bu-llying. Y no, obvio no.

Desde que Clara había renunciado a su último trabajo se la pasaba mirando programas estúpidos para amas de casa, en los cuales contaban "casos de la vida real", lo que la hacía vivir paranóica.

-¿Quién le puede hacer bullying a esta? Mi hermanita les patearía el trasero, ¿verdad, Loren?

Lauren sonrió. Su hermano Chris y su humor de quinta. Le golpeó el brazo cariñosamente y se escabulló al cuarto. Tenía que decidir dos cosas: ¿ir o no ir al centro de apoyo? Y la otra, ¿de qué sabor pedir la pizza? Así es, Lauren solía comer pizza o alguna otra cosa luego de almorzar en casa. Bueno, solo cuando su mamá era la que cocinaba; lo hacía horrible, pero nadie en la familia quería hacerla sentir mal. Los lunes, miércoles y viernes Michael llevaba la "comida de verdad" y martes y jueves lo hacían Lauren y Chris, Taylor solo se encargaba de entretener a su madre y de que no notara la traición.

Después de todo, nadie quería bajarla de la nube de chef.

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A rededor de las 5 pm, Lauren se encontraba en su bicicleta afuera de WE SUPPORT YOU, la fundación para gente enferma, o lo que fuera eso.

Era ahora o nunca.

Tenía que entrar y ver cómo salvar su vida.

-Emmm, ¿hola? -Una chica, la recepcionista tal vez, miró a Lauren atentamente-. Yo...hm...vengo a... El programa.

-Oh, por supuesto, ¿cómo es tu nombre?

-Lau... Emm, Michelle Morgado.

-Perfecto, Michelle. Lindo nombre -la joven sonrió y anotó en su computador. Lauren seguía mirándola fijamente, como si algo en ella se le hiciera familiar. No, debía estar confundida. Recordaría una cara tan linda como la que estaba mirando. Una dentadura perfecta, un cabello largo y lacio, unos ojos hermosos- Perfecto, mira, sigue derecho y en la puerta azul tocas, entras y ahí habrá uno de nuestros especialistas. Él o ella te indicarán todo lo que necesites saber, y podrás analizar tu situación. Suerte, Michelle.

Lauren's SecretDonde viven las historias. Descúbrelo ahora