Capítulo 02:

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Pasaron unos días y Sofía seguía en casa, esta vez la discusión con su madre había sido seria. Pero ya estábamos acostumbradas, su madre había cambiado desde la muerte de su padre y buscaba cualquier excusa para discutir con su hija y mandarla lejos.

En tanto a los sueños, todo seguía igual. Cada vez que dormía repetía el mismo sueño una y otra vez, lo única que cambiaba era el final.

Hubo algunas veces en las cuales el hombre que había visto no aparecía en lo absoluto,  y en otras él solo observaba de lejos.

Alex, dile a tu hermana que el desayuno esta listo. Sofi, ¿me ayudas a llevar las cosas a la mesa?

Mientras subía las escaleras todo se volvió negro, de repente estaba en el mismo lugar de mis sueños y las voces de antes repetían "no vayas".

Sentí húmeda la cara y cuando abrí los ojos estaba tirada en las escaleras, mi mama y Sofía estaban junto a mí con un vaso de agua en la mano.

¿Estás bien? ¿Qué pasó? Preguntó mi madre ayudándome a levantarme.

Les explique lo que pasó y les dije que no se preocuparan, que no era nada grave.

Bajamos y seguimos a la cocina con Melanie detrás de nosotros.

¿Qué piensan hacer con la universidad? ¿Ya se pusieron de acuerdo? Preguntó mamá.

Nos aceptaron a las dos en 3 universidades pero todavía no sabemos a cuál ir contestó Sofía.

Ya habíamos terminado las clases hace unas semanas y mi mama estaba presionándonos para que entremos a una lo antes posible.

Se les va el tiempo, muchachas, yo que ustedes ya tendría alguna asegurada.

¿Dónde está papá? Preguntó Melanie.

En el campo de golf con unos compañeros de trabajo.

Alex, ¿estas segura que estas bien?

Miré a Melanie que me observaba con el ceño fruncido y asentí con la cabeza.

Después de unos minutos mamá se fue a su estudio a seguir una pintura que no había terminado y Sofía nos preguntó a Melanie y a mí si no queríamos ir a un recital gratis que había en el centro de la ciudad.

Melanie le fue a avisar a mamá que nos íbamos y yo salí junto con Sofía a esperar a mi hermana en el auto.

Ya estamos, mamá me dijo que no tardemos mucho. Dijo Melanie entrando en el auto.

No vamos a estar mucho tiempo, solo un par de horas contestó Sofía.

Unos metros más adelante sentí como el sueño me atacaba de nuevo, exactamente igual como me había pasado en las escaleras.

Abrí los ojos y estaba en el jardín de mis sueños y el mismo hombre semidesnudo se encontraba de espaldas. Podía apreciar sus bien definidos músculos y el brillo de su cabello castaño resplandecía con la luz de la luna llena.

No vayas, no puedes ir.

¿A dónde? Pregunté acercándome lentamente, curiosa.

No te acerques. Dijo inclinando su cabeza levemente.

Paré en seco y lo miré curiosa. No has contestado mi pregunta.

A donde te estas dirigiendo, no quieras alterar el destino. Tu presencia no está escrita, no vayas su voz era demandante, exigente.

Caminos cruzadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora