Capítulo 05:

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Mi sueño se convirtió en una pesadilla.
De un momento a otro mis miedos comenzaron a tomar forma, sombras comenzaron a emerger de la nada tratando de alcanzarme y murmurando cosas espantosas.
Estaban a punto de tocarme cuando me forcé a abrir los ojos y me tranquilicé al ver la luz que se filtraba por la cortina y el reloj digital marcando las 07:58.

*

Ya en el aeropuerto, faltaban minutos para embarcar al avión y estábamos esperando a mama que se había entretenido con los descuentos del free shop.

—Amor, vamos a llegar a tarde —dijo papá suspirando— ¡Y solo Dios sabe cómo se pone tu madre si no estamos a tiempo! 

—Ay pero cariño, mira que baratos que están los perfumes.

—Alex, ¿estas bien? —me preguntó Sofia no prestando atención a las ocurrencias de mama.

—Si, solo un poco cansada, hace unos días que no puedo dormir bien.

Mientras subíamos al avión no pude pensar en otra cosa que no sea poder dormir un rato, después de aquel sueño he tenido pesadillas constantes que me interrumpen no solo el sueño pero también el hablar con Morfeo.
Los ayudantes de vuelo dieron el procedimiento regular, qué hacer en caso de emergencia y demás. Pedí un té para relajarme mas rápido y trate de dormir.

—Veo que mi hermano te ha estado molestando —dijo una voz sentada a mi lado, abrí los ojos y lo primero que vi fue a Morfeo en el suelo junto a mi, el interior del avión había desaparecido.

—Veo que ya estoy dormida —comenté asombrada de que esta vez no tendría que  pasar por las caídas y los golpes al llegar aquí.
—¿Quién es tu hermano?

—Él se encarga de las pesadillas, quería conocerte, pero por donde pasa deja que los miedos de la gente se apoderen de sus sueños. Le he dicho que no se acerque, pero no me ha escuchado, lo lamento, pequeña humana. —dijo preocupado.

—Tengo nombre, ¿sabes? No tiene por qué llamarme pequeña humana. Y dile a tu hermano que me deje dormir, y a tu hermana también —dije bastante molesta sabiendo que mis horas de sueño habían sido interrumpidas por su familia.

—¿Hermana? No tengo hermanas, ¿quién te ha estado visitando? —preguntó frunciendo el ceño con un tono autoritario.

—Ah cierto, creo que era tu amante, te llamaba 'su amor' constantemente —conteste poniéndome de pie y comenzando a caminar a las afueras del castillo frente a mi.

—¡Arpía! No la escuches, no se qué te habrá dicho pero son todas mentiras.

—No mencionó una sola palabra, solo que era la dueña de mi destino.

—En eso puede que no mienta —susurró posicionándose a mi lado.  

Lo miré confundida y abrió la puerta del castillo. —Pasa, es hora de que te muestre mi hogar, lo estarás visitando en unos días y tendrás que saber cómo encontrarme.

Entramos y me topé con una sala bastante espaciada, los pisos tenían un diseño propio que brillaba con la luz que se filtraba por los amplios ventanales, el techo simulaba ser inalcanzable y en el centro habían dos escaleras que conducían a un segundo piso con una mesita en el medio, que sostenía un jarrón con un colorido ramo de flores.

—Aquí vivimos mis dos hermanos y yo, junto a los mil oniros —dijo subiendo las escaleras de la izquierda.

Yo lo seguí de cerca mientras observaba asombrada todo en lo que mis ojos se posaban.
Llegamos a un corredor que contenía 3 puertas dobles, una en cada pared, enfrentadas, y otra al final del pasillo.

Caminos cruzadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora