Busque a través de su hogar una habitación, pero tiene que ser una habitación a la cual no entre mucha luz, una habitación que sea tenuemente iluminada por cualquier fuente, pero que no sea de carácter destellante, debe ser una luz casi que minúscula, el bombillo de la habitación sería demasiada luz para este pequeño experimento. Además, la habitación debe tener un espejo, un espejo que quede a la altura de su cara y en el cual se pueda ver, aunque sea, su torso y su cabeza. Un baño es una opción muy apetecida, y tal vez sea la mejor.
Métase en la habitación, cierre la puerta y asegúrese de que la luz sea suave, pero que sea suficiente para que pueda ver sus rasgos en el espejo. Tiene que estar tranquilo y sobretodo, debe estar seguro de lo que está haciendo. El corto viaje que tomará puede ser tanto tranquilo como perturbador, pero eso depende de usted.
Cuando reúna estas condiciones, estará listo para mirarse en el espejo. Para realmente mirarse.
Párese en frente del espejo, localice su reflejo, y a continuación, mire a su reflejo a los ojos fijamente, con seguridad, sin distracciones. Sin miedo. Debe hacerlo durante más de tres minutos, sin perder concentración, casi como una mirada perdida.
Más o menos, al cabo de un poco más de un minuto, comenzará a notar que su rostro se transforma, se va volviendo algo más. O alguien más. Si en este punto se encuentra con miedo, será mejor que se detenga, y le imploro que lo haga, pues no creo que esté en condiciones de seguir.
Si conservó compostura y siguió observando el espejo, sin importar lo que esté viendo, debe seguirlo haciendo. Entonces, una figura final va a quedar, y su rostro detendrá tan perturbadora metamorfosis.
Analice su reflejo, mírelo detenidamente y mírese en verdad. Después de que ya lo haya hecho, puede retirarse de enfrente del espejo.
Algunos afirman que su rostro se transformó en el de un conocido, bien sea que esté fallecido o no. Otros dicen que se transformó en el de un animal, o aunque sea adquirió rasgos de alguno. Otros dicen que solo adquirió rasgos notorios o que fue una transformación mínima. Unos cuantos dicen que su rostro empezó a asemejarse al de un espanto, o el de alguna leyenda de terror.
Cualquiera que fuese su resultado, si es que llegó tan lejos, le felicito, pues además de demostrar valentía, ha logrado verse como en realidad es, una combinación de lo exterior y de lo interior, de lo terrenal y de lo efímero.
Pero sólo una cosa le puedo asegurar, y es que si bien usted estaba mirando aquello que en realidad es, aquello que no debe ser visto, es pertinente que sepa, que eso también le estaba mirando a usted.
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Sobre la mente y otros verdugos
HorrorPregúntese usted cuantas veces ha sentido que algo le observa desde los rincones oscuros de su casa. O si también en ocasiones tiene pensamientos tan horribles que siente la necesidad de olvidarlos inmediatamente. Este libro es una colección de cuen...