Tormenta

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Como anclas colgadas,
Sin empaparse en la mar,
Observas en tu quietud la tormenta,
Golpea la marea, la silueta de tu vida,
Tu angustia al fin florece,
La desesperación inunda tu corazón,
Al divisar las pruebas en los demás,
Tu egoísmo se ensalza de su buena suerte,
Hoy es el día que la tormenta toca tu vida,
No hay apetito en tus entrañas,
La angustia engendró sus males,
El dolor se deposita en la habitación de tu corazón,
El huésped del pesar expulsó la paz.

Con la vida colapsada de emociones,
Buscas refugio huyendo de los tuyos,
No hay posada a tus males, por temor a poseerlos,
Rechazan tu vida, culpando de los problemas,
Quiebran tu corazón en pedazos sin piedad,
Colapsa tu llanto, naufragando la calma,
El exilio aprisiono tu libertad junto a la soledad,
Tu vida enlutada se agita de tristeza.

Es hora de la tormenta,
Aferrate al amor de Dios,
Toma su armadura resiste y anula la adversidad,
Permite que Dios amor pelee por ti,
Rindete y humillate a los pies del Señor,
Es hora de abrazar tu cruz y avanzar con El,
Es preciso descansar en su regazo,
Clama, derrama tu llanto en las llagas de Jesús,
Abandonate en su santa voluntad,
Entrega tu corazón, para que restaure con su amor,
Aumenta tu fe, en la fuente de la vida,
Infundete del amor divino del Rey de Reyes.

CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora