El Diario De Una Cabrona

Octubre.

Empieza el frío. Se acaba el calor. Empiezan las tarde de estudios. Se acaban las escapadas. Empieza la temporada de los abrigos. Se acaba la de los pantalones cortos.
Eva seguía con Damian y él seguía sin saber lo que había ocurrido el mes de septiembre. Quedaban y cuando ella estaba con él se sentía especial; pero, cuando estaba en su casa sola, sentía que sólo estaba con él por pena.
Damian, como he dicho, era perfecto. Pero, con el tiempo todo el mundo cambia. Ya sea a bien o a mal. Pues él lo hizo a mal. Puede que cambiase por los daños o porque se había enterado de todo lo que le había hecho Eva a sus espaldas. El caso es que, Damian salió a ver a otra chica.
¿Se acuerdan de la llamada que recibió Eva? Era de un número oculto en el cual le avisaban que Damian estaba con otra chica. Pero, ella nunca se lo creyó hasta que un día, por puta curiosidad, decidió preguntar a esa chica.
Jasmine, la chica, le confirmó la historia aunque Damian lo negó mil veces. Eva le perdonó. Supongo porque era lo justo, él también le había perdonado. Pero, Eva no estaba tranquila. Se sentía dañada, era en la única persona que confiaba y le había defraudado. Pensaba que, por una vez, estaría de serio con alguien y no le engañarían. Pero, el karma nunca falla.
Eva decidió tomarse la justicia por su cuenta y ser la propia karma de Damian. Quería devolvérsela.
En una fiesta, se encontró con un viejo conocido. Ella tenía unas copas de más y decía que era su oportunidad para vengarse. Y así lo hizo. Empezó a hablar con su conocido y una cosa llevó a la otra... Y... se besaron durante un largo rato.
Al día siguiente, no recordaba gran cosa hasta que leyó un mensaje que ponía: "Me encantó lo de ayer, espero que volvamos a repetirlo". "¡Joder!, ¿qué coño he hecho?", pensaba Eva mientras se dolía de la cabeza. "Al menos he cumplido la venganza".
Los días pasaron y cada vez hablaba con Damian más desganada. No se fiaba de él. Ni él de ella. ¿Por qué están juntos, entonces? Pensaréis. Pues, porque no tenían a más nadie. Sentían que estaban hechos el uno para el otro y que nunca encontraría otra pareja estable. Eso sí, cuando se veían... No parecían los mismos que los de los mensajes. Se abrazaban y se miraban como si fuera lo más bonito que habían visto nunca.
Sin embargo, las etapas "felices" nunca duran mucho tiempo...