Ese tetrico Laboratorio

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Desde hace 3 Dias he estado en cama, sola en mi propia casa, sin mis padres ni nadie que me cuide de esta gran gripe que contraje desde que me moje con la lluvia de cuando mi madre biológica murió, vaya, hasta mi especie se enferma.
Al menos había algo bueno, en estos días anteriores me habían visitado abogados y representantes de mis padres para entregarme legalmente mi herencia, por dicha mis padres me habían heredado todos sus bienes a mi, lo cual era muy bueno en mis circunstancias de estar sin empleo.

Tocia y tocia, el termómetro marcaba que estaba a 45°C.
No podía aguantar mas.
De nuevo estoy que me podría morir.

Decidí al fin ir a un Hospital. Así que me fui a la bañera, me puse ropa decente y llame un taxi para que me llevase al centro medico mas cercano para chequear mi salud.
Llego el taxi al frente de mi casa, la luz al pegarme a los ojos casi me hace quedar ciega, la piel me ardía al tocar la luz del sol, por lo que corrí y luchaba por no caer al suelo por el dolor, al fin llegue al taxi, pero el taxista tenia en su rostro una expresión de miedo combinado con rabia en mi cara, como si supiera lo que soy.
Brenda: Señor lleveme al hospital de la ciudad por favor.
El taxista manejo muy rápidamente y llegamos en menos de 4 minutos a nuestro destino, como si quisiera deshacerse de mi.
El ambiente y el edificio se veía áspero, casi no habían pacientes al frente y en los alrededores del hospital, algo que me hizo dudar muchísimo entrar al sitio. Me arrepentí y me voltee para decirle al señor que me trajo que quería volver a mi casa, que me sentía mejor, sin embargo, cuando me voltee vi que el taxi se encontraba ya a 100m de donde estaba y levantaba una gran nube de polvo en su camino, haciendo que mi tos se incrementara. Me quede petrificada, no sabia que hacer, mire a los alrededores pensando hasta que el sol decidió salir de su escondite de gas haciendo que de nuevo me ardiera la piel, por lo que corrí y me adentre al viejo, empolvado y un poco destruido edificio.

Al cruzar por la puerta pude observar que habían algunas personas sentadas en los asientos de espera, algunos acostados, muchos eran niños, pero casi todos eran soldados caídos en batalla los cuales se veían muy adoloridos, y todas estas personas al yo aparecer al frente de la puerta posaron sus ojos sobre mi con una profunda mirada de dolor.
Entre, tome una ficha para que me atendieran, la mía era la ficha 159, y estaban atendiendo la 140, no tenia que esperar mucho.
Observe mejor el lugar, también habían algunos soldados en el suelo llorando de dolor, los niños parecían asustados, muchos de esos niños estaban junto a algún soldado que supongo era el padre de cada uno.

Desde la puerta un poco carcomida por el tiempo, la cual estaba al frente de todos, salio una vieja que se veía era de una avanzada edad, tenia unas greñas largas y blancas, con un atuendo que se asemejaba a la de una farmacéutica loca ya que tenia muchos líquidos y sangre encima de su gabacha y con expresión de enfado nos miro a todos y luego dijo a un grito: FICHA 141!!
Luego entro un soldado muy herido acompañado de su hijo el cual parecía estar bien a la sala de la que provenía la vieja, sin embargo la vieja al ver esto reclamo.
Vieja: EL NIÑO NO ENTRA! SOLO SOLDADOS Y PERSONAS ENFERMAS!
Niño:*agarro el pantalón de su padre* papii yo quiero acompañarte!
Soldado: Hijo solo sera un minuto, ya volveré!
Niño: que pasa si no es así? *hizo pucheros*
Vieja: AAAAGH!! *empujo al soldado hacia adentro del recinto y tiro al niño fuertemente hacia el suelo afuera de la oficina del doctor, luego cerro la puerta en un fuerte golpe*
Luego de ver esto corrí hacia el niño, lo tome entre mis brazos, el lloraba y parecía que se había echo una pequeña cortadura en su cabecita, por lo cual lo lleve a lavar su herida, le conseguí una venda la cual se la coloque, pero el niño seguía llorando.
Brenda: porque lloras amiguito? Te duele mucho?
Niño: Me llamo Daniel!! Y lloro p-porque.. mi papiii *se lanzo hacia mi como si fuese su hermana o madre, por lo cual yo también lo abraze*
Brenda: Tranquilo no te preocupes tu padre dentro de poco saldrá a jugar contigo.
Me lleve al niño en mis brazos hacia mi asiento, no podía verlo llorar por lo que le conté cuentos y a cantarle algunas canciones de mi infancia.
Pasaron 30 minutos y el padre del niño no salia, hasta que por fin se abrió de nuevo esa arruinada puerta, pero solo salio una camilla blanca que tenia una sabana blanca que parecía cubrir un cuerpo.
Niño:*se soltó de mis brazos, corrió hacia la camilla y descubrió el cuerpo de el soldado el cual, evidentemente, estaba muerto, lo cual me hizo quedar muy impactada* QUE LE PASO A MI PAPII?
Vieja: tu papi... Esta muerto!!
Niño: *soltó el llanto* no lo quisisteis salvar! Sois una señora muy mala!
Vieja: Yo no permito que nadie me hable así! *Saco una pistola de un bolsillo de su gabacha y le apunto al niño*
Salte de mi asiento y corrí hacia el niño para protegerlo de la bala, pero cuando estaba a punto de alcanzarlo, la bala le atravesó en un milisegundo su cráneo, dejando me a mi salpicada y manchada de la sangre del pequeño.
Vieja: FICHA 142!! *otro soldado entro al doctor*

Me senté en un asiento, ya entendía porque todas estas personas tenia la mirada triste. Yo solo podía ver con un nudo en mi garganta el cuerpo del soldado y del niño que en tan poco tiempo llegue a querer, pero para calmarme pensé "ya están juntos los dos"

Pasaron los minutos y de nuevo salio la infeliz vieja a gritar: FICHA 159!
Pase por delante de ella controlando me no hacerle daño por lo que hizo, solo la encare y entre al recinto, estaba la habitación casi vacía, iluminada por una escalofriante luz proveniente del techo de la habitación, sobrevolaban por todos lados unas molestas moscas, un escritorio, algunos instrumentos médicos sobre ese, una puerta un poco deteriorada al fondo del recinto, una silla de ambos lados del escritorio y en una de estas se encontraba un doctor extremadamente delgado, con unos anticuados lentes y en su cabeza había una maraña de cabello muy despeinado.

Doctor: Por favor señorita tome asiento.
Procedí a sentarme en la única silla, quedando al frente de el.
Doctor: y cual es su padecimiento?
Le explique mi severa gripe y mi intolerancia al sol.
Doctor: Bien, procederé a hacerle algunos chequeos. *Tomo en su mano un instrumento y con el empezó a buscar el palpitar de mi corazón*
Doctor: Es extraño señorita pero, no os encuentro vuestro pulso.
Me quede quieta al oír esto, que iba a decir? Que era un vampiro?
Doctor: Señorita lo suyo es mas grabe de lo que pensé, acompañe me.
El Doctor se dirigió hacia la puerta del fondo, la abrió con una oxidada llave y entro seguido de mi.
Entramos a lo que parecía ser una sala de operaciones iluminada por una luz verde, el lugar era muy grande, luego de dar unos paso note unas pequeñas gradas que bajaban hacia la parte central de la sala, en una esquina pude ver 5 extraños cilindros lis cuales median aproximadamente 3 metros de altura y dentro de estos habían personas de todas las edades suspendidas en un tipo de liquido, en otra esquina de la sala pude ver una montaña de siluetas obscuras y pequeñas y por su figura pude reconocer que eran órganos y en el centro había una camilla de operación, una mesa con los instrumentos necesarios para realizar una operación, y 3 linternas grandes encima de estas.

Me quede estudiando el lugar, olía muy mal, pude distinguir algunas ratas y insectos gigantes recorriendo toda la sala, y cuando me voltee hacia el doctor solamente pude sentir que este me inyectaba un liquido morado el cual hizo que me debilitara.

Luego de esto el Doctor me acostó en la camilla y me ato a esta sin que yo me pudiera mover, me hizo toda clase de pruebas dolorosas inyectándome nuevas sustancias que a lo que el decía, me iban a ayudar.
Luego de aproximadamente 2 horas de estudiar mi organismo saco un equipo de bisturí y me miro con una mirada de locura extrema.

Doctor: muy bien joven, llego la hora de la prueba final, sus órganos me darán mucho dinero.

Al apoyar un pequeño bisturí sobre mi abdomen se oyó una gran explosión la cual hizo volar todo, y que yo saliera por los aires y me golpeara con la pared del costado de la sala, cayendo en un sueño tan profundo como el laberinto que se acaba de formar.

El Rojo Laberinto EternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora