Perdidas.

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Si todo hubiese sido tan fácil, quizás, tan solo quizás, las cosas nos hubiesen ido ligeramente mejor.

Pero nos tocó vivir el amor en su estado más puro, ese amor que pone tu mundo patas arriba y es en ese momento, cuando ves tu mundo del revés cuando verdaderamente te das cuenta de que tu percepción del mundo era errónea.

La lente de la cámara se enfoca al fin y todo tiene mucho más sentido. Su sonrisa se hace mucho más nítida, más clara, incluso más blanca, y la mía también.

Todo parece haber encontrado su sitio, todo parece mejor hasta que a cupido se le cruzan los cables. Que sí, que al angelito también se le va la pinza de vez en cuando, sino, ¿como explicamos el hecho de que nos enamoramos más veces de las que pestañeamos? ¿Como explicamos que nuestro corazón caiga en las manos equivocadas, una y otra vez? Es cosa nuestra también, nos encanta perder la cabeza, el corazón y las bragas por una sonrisa, pero que sonrisa, joder, como para no perderlo todo.

Yo misma he estado más que dispuesta a ello un buen par de veces. Quizás por eso soy tan cínica en temas de amor, quizás por eso el cajón de mis bragas esta tan vacío.

Quizás por eso gasto más dinero en rímel que en pintalabios, pero, ¿para que voy a revestir mis labios de rojo si no van a dejar marca en los tuyos? ¿Para que voy a comprar bragas nuevas si no acabaran colgando de las aspas del ventilador que cuelga en el techo de tu habitación? 


30 Pedacitos de míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora