Cinco minutos.
Tenía que hacer algo. Empecé a correr, intentando ver si había algo que no fuera bosque. Sí... había algo más: al terminar de recorrer el bosque, vi un castillo cerca de donde estaba yo. Intenté ponerme a correr para llegar antes de que se me agotaran los cinco minutos, pero...
Pum.
Había un cristal invisible que hacía que me quedara dentro del bosque y no pudiera salir.
- Muy bien. - Me dijo una voz diferente, no era la planta de antes - Ya has encontrado tu misión.
Me giré: me había vuelto a hablar otra planta, esta vez diferente. Traté de imaginármela intentando salir de este bosque y agotándosele sus diez minutos... ¿Debía hacer mucho de eso? ¿Días...? ¿Meses...? ¿Años...? ¿Cómo se medía el tiempo aquí? ¿Tal vez... hacía millones de minutos?
De repente, me di cuenta. Y si tenía que salir del bosque para poder llegar al castillo? Sí, lo probaría. Todavía tenía cuatro minutos. Me puse a correr y en un minuto, volvía a ser el jardín precioso del principio. Salté la valla y empecé a correr rodeando el bosque por fuera y pude localizar el lugar por donde antes había intentado salir. ¡Ya estaba fuera! Pero aún no era el momento indicado para cantar victoria.
Tres minutos.
Corrí con todas mis fuerzas, como en un pasado hice para ganar la carrera en clase de educación física. Me acuerdo que quedé de las primeras... Me pude salir... ¿Por qué ahora no debería poder llegar a tiempo? Tenía tres largos minutos para poder llegar al castillo... Sí, ¡lo podía conseguir!
Dos minutos.
Estaba subiendo la gran montaña para llegar a la cima, donde estaba construido el gran castillo donde tenía que llegar. Donde se suponía que tenía que llegar.
Un minuto.
Estaba a metros del castillo, ¡podía llegar! Corría con todas mis fuerzas pero... ¡Mierda! El puente levadizo por donde se accedía a los castillos estaba subido y había agua... ¿Acaso habrían cocodrilos? Miré el reloj: treinta segundos. Tenía que intentarlo, además, el bosque no había animale ... Sólo plantas. Esto no quería decir que no estuvieran en el agua, pero no los veía y no tenía más opción, así que me lancé, rápido, sin pensarlo.
Veinticinco segundos.
El agua estaba fría, helada, pero debía continuar y sólo me quedaban veinte segundos. No había cocodrilos pero... De repente, vi una puerta bajo el agua y me era imposible llegar a tierra para entrar por la puerta principal, no tenía tiempo. Sólo me quedaban quince segundos, tenía que probar. Me aguantanté la respiración y me zambullí en el agua. No tardé mucho en llegar a la puerta de debajo del agua y la abrí: ¡qué suerte, estaba abierta! Dentro, seguía habiendo agua, pero podía sacar la cabeza para respirar.
10 segundos.
El reloj hacía unos 'pip, pip' más fuertes, que se podían oír incluso bajo el agua. Claro, me avisaba de que el tiempo que me quedaba era casi nulo. La habitación tenía un techo altísimo y tenía las paredes marrones. Salí del agua como se saliera de una piscina y toqué tierra.
5 segundos.
Toda mojada y cansada, tenía que correr si no quería ser una planta, tenía que haber una manera de salvarme, pero... ¿cuál? Necesitaba salir de esa habitación, no tardé ni un segundo en abrir la puerta y...
- Eh, eh, eh, quédate quieta un momento.
¿Qué me decía aquella voz? ¿Qué me estaba haciendo? Me levantó la camiseta y me puso un cable en el ombligo. Mi reloj hacía un ruido extraño, como si... se estuviera cargando. Sí, me estaba cargando, como si fuera un móvil... Aquello sí era una sensación extraña, pero no me dolía. Notaba como mi cuerpo se cargaba de pilas y tenía fuerzas para continuar. Me había, incluso, secado. Me miré el reloj: veinticuatro horas.
Guau, ahora si que tenía tiempo! Pero, ¿eso que significaba? ¿Qué lo había conseguido? Necesitaba explicaciones antes no me volviera loca intentando responderlas.
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Diez minutos
Fiksi RemajaJana explica en primera persona los hechos que le ocurren, sin saber muy bien que le pasa, de que tratan sus sueños y donde está la gente que más ha querido en la vida real y que sólo encuentra en sus extraños y locos sueños. Diez minutos es una obr...