Are you curious?

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Todo empezó por una pregunta.

Una simple, desinteresada y tal vez hasta inocente pregunta. Y aunque lo de inocente podría dejarse en duda, ninguna de las dos personas que estaban en la habitación iban a reflexionar sobre ello. Sobretodo cuando ambos estaban demasiado ocupados intentando colar sus manos bajo la ropa del otro mientras respiraban con dificultad, jadeaban con pesadez y juntaban sus labios con hambre y sin control alguno.

-¿No tienes curiosidad?- Había preguntado Karma minutos antes.

-¿Sobre qué?- Dijo Gakushuu desinteresado.

Era todo tan normal, tan mundano y tan típico entre ellos que no llegaron a pensar que las cosas se desencadenarían así.

Para Asano ya era muy normal que Karma estuviera en su habitación violando su espacio personal, cotilleando, deambulando por ahí y hojeando los libros y enciclopedias que tenía por el sitio. Y para Karma era muy típico trastear y hojear todo objeto que le llamara la atención de la habitación del pelinaranja. A pesar de que para cualquier persona esa escena resultara de lo más pintoresca, ambos ya sabían en qué momento habían llegado a hacerse lo suficientemente cercanos como para estar en esa habitación sin que esta explotara o estar manteniendo una conversación medianamente normal. Y podían afirmar con toda certeza que ese momento había sido cuando se dieron cuenta de que no podían apartar la mirada del contrario.

Karma podía notar como Asano le recorría con la mirada a cada paso que daba en la estancia y Gakushuu sabía que cada vez que giraba la cabeza, Karma le observaba como si de un escaparate se tratara.

Lo sabían. Lo sabían desde hace mucho. Que no podían dejar de mirarse, analizarse y observarse mutuamente. Habría estado bien que esas observaciones fueran inocentes. Para su desgracia no lo fueron, y antes de darse cuenta no podían apartar los ojos de las espaldas del otro, de su cara y sus expresiones, de su cuerpo y la forma en la que se movía, de su piel expuesta en ocasiones, de sus labios por los que solo salían palabras hirientes para el contrario y de mil detalles más que les gustaría haber ignorado.

Se atraían y lo sabían. Lo sabían y no hacían nada para evitarlo. Es más, se unieron un poco más que antes. Estuvieron más dispuestos que nunca a tolerar al otro, solo con tal de poder observarle de cerca unos míseros minutos más. Y por más que intentaban regañarse en su propia mente, por más que intentaban evitarlo, era imposible. El otro le llamaba la atención de tal forma que eran incapaces de deshacerse de esa extraña atracción y ese aire peligroso que a ambos les embargaba.

Tal vez por eso Karma había actuado sin pensar. Tal vez por eso al ver un estúpido libro romanticón y sin sentido escondido detrás de una enciclopedia en la estantería de Asano, no pudo evitar pensar lo que pensó. Y tal vez por eso había preguntado lo que había preguntado.

-Un beso.- Dijo dándole la espalda.- ¿No tienes curiosidad al saber lo que se siente al dar un beso?

-¿Nunca has besado a nadie?- Le preguntó el pelinaranja con curiosidad.

Eso último era innecesario y también lo sabían. Porque Karma sabía que no había nada que incomodara más a Asano que el contacto humano. Y Asano ya se había encargado de investigar hasta el último evento en la vida del pelirrojo como para saber que nunca, jamás, en su vida había estado cerca de besar a nadie. El problema estaba en que Gakushuu quería que se lo dijera a la cara, que la respuesta saliera de sus propias labios, como si una simple sílaba le diera el permiso para hacer lo que deseara de ahora en adelante. Mientras que Karma no tenía problemas en decirlo, porque confirmárselo significaba darle la libertad que él quería tener. Y para suerte de ambos, ese día acabarían haciendo más de lo que imaginaron.

Karushuu WeekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora