A furious kiss

4.2K 399 80
                                    

No sabían quién empezó.

Y aunque lo supieran, ambos estaban seguros de que la situación no habría cambiado mucho.

Ni siquiera tenían claro cuando había empezado. Es más, no tenían nada en claro. Sus mentes estaban adormecidas, anestesiadas, incapaces de funcionar y para colmo no les molestaba. No hacían nada por cambiarlo, solo dejarse el cuerpo y el alma en aquello en lo que estaban haciendo.

Antes de aquello se estaban peleando, era lo mínimo a lo que sus mentes podían llegar. Estaban discutiendo en la sala del consejo estudiantil. Con el edificio completamente vacío, la luz del atardecer colándose por las ventanas y el viento sacudiendo las cortinas. Gakushuu solo se paseaba por la habitación mirando y colocando los papeles y documentos que había en la sala, aún si estos ya estaban ordenados, mientras regañaba y gritaba a Karma. El pelirrojo solo estaba sentado en el sofá de la habitación, mientras le miraba con enfado e intentaba explicarse. La pelea era la misma de siempre, con los mismos argumentos malos de siempre y ambos pensaban que terminarían igual que siempre: Con los dos cabreados y volviendo a sus casas esbozando una expresión seria y de mal humor. Que si eres un fastidio, que si eres un niño mimado, que si me ocultas cosas, que si no tengo que contarte cada segundo de mi vida, que si ojalá te mueras, que si ya te gustaría. Todo tan normal y tan nimio para los dos que esa pelea ya era como un juego.

Pero las cosas se torcieron en menos de segundo. Porque Gakushuu no sabía por qué había nombrado a Nagisa y Karma no sabía por qué había nombrado a Ren. En primer lugar no deberían haberlo hecho, esos dos no tenían nada que ver con ellos y con su extraña costumbre de pelearse cada vez que estaban a solas. Pero por alguna razón los nombraron y eso no hizo más que empeorar la situación. Karma se puso a la defensiva como nunca antes, Gakushuu se irritaba cada vez más y la discusión iba cambiando de tema cada vez a más velocidad. Que si siempre estás con él, que si estáis saliendo, que si no lo estamos, que si le gustas pero tú no te das cuenta, etc, etc. Ya ni se acordaban de la cantidad de cosas que habían dicho respecto a ello. Solo sabían que les enfadaba, y mucho. Más incluso de lo que les gustaría reconocer.

Tampoco se acordaban con claridad quién se había acercado al otro para seguir peleando. Tampoco durante cuanto tiempo se mantuvieron en la misma posición: Con sus rostros realmente cerca y mirándose con odio y rencor. La discusión se hacía más acalorada, ellos se enfadaban cada vez más y cuando quisieron darse cuenta pasó.

Alguno de ellos se acercó más de lo que debía, el otro no dudo en seguirle el juego, sus cuerpos chocaron, sus ojos se encontraron, las manos de alguno sujetó el rostro del otro y se besaron.

Se besaron de forma inesperada, acalorada y furiosa. Intentando canalizar toda la ira que sentían en ese beso. Se sujetaron con fuerza, cerraron los ojos y juntaron sus labios una y otra vez, sin ni siquiera pensar en las consecuencias ni en la razón por la que hacían aquello. Sus mentes se habían quedado en blanco, actuaban por instinto y solo podían seguir besándose con desenfreno mientras intentaban juntar más sus cuerpos. Definitivamente no estaban pensando, no eran conscientes de nada, lo único en lo que podían pensar era en la calidez de esos labios, lo rápido que les latía el corazón, el como su respiración se aceleraba y lo mucho que necesitaban de ese contacto.

Acabaron en el sofá, no sabían cómo. Pero les importaba poco. Sus respiraciones agitadas, sus cuerpos presionándose y sus labios sin querer separarse. Karma boca arriba en el sofá con Asano encima suya, mirándose con intensidad, como si quisieran decirse algo con la mirada. El beso empezó a ser más profundo, saborearon sus labios, los mordieron, sus lenguas exploraron toda la cavidad del otro y solo podían jadear y querer más. El pensamiento de que otra persona que no fueran ellos hiciera esto con el contrario, les cabreaba tanto que se veían incapaces de separarse.

Karushuu WeekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora