Relojes

513 69 4
                                    

Narra Samuel

Ambos nos hallábamos tumbados en la cama de la habitación de Willy, con sendos móviles en mano y con las notificaciones de twitter llegando a montones cada décima de segundo. Habíamos desatado la tercera guerra mundial con tan solo haber publicado un par de fotos nuestras mientras cenábamos. A este paso tendríamos que conseguir móviles nuevos, pues en cualquier momento podrían colapsar y quedar inhabilitados para siempre, claro, si es que eso era posible que sucediese. Nuestras risas inundaron una vez más el ambiente antes de dirigir nuestras miradas a los respectivos elementos tecnológicos nuevamente.

-La que hemos liado macho- Solté, seguido de otra carcajada sonora. El eco de la aún casi vacía habitación multiplicó el sonido varias veces, haciendo que mi ya de por si peculiar risa pudiera ser oída en todo el edificio según creía.

-En cualquier momento mi móvil estalla- Repuso Willy, acompañando a su vez con otra carcajada.

Había sido un día demasiado extenuante para mí. Haber conducido durante siete horas seguidas y haber trasladado todas mis cosas hasta nuestro nuevo hogar me habían dejado totalmente agotado. Sin contar las miles de cosas que aún faltaban por hacer: montar los ordenadores, los escritorios en mi habitación, comprar algunos muebles necesarios para el resto de la casa. Había deseado tanto poder recostarme y descansar durante todo el día que todavía no podía creer que estaba allí tumbado junto a mi persona favorita en todo el mundo. Porque nada había deseado más que poder por fin acurrucarme a su lado y poder simplemente hablar o tontear por horas con él como solíamos hacer unos meses atrás.

Dejé el móvil en la mesilla de noche que se hallaba al lado de la cama y cerré los ojos imaginando lo que nos depararía el futuro para ambos. Soñé despierto mil y una posibilidades sobre la vida que aquí nos esperaba a ambos y no pude evitar inquietarme un poco. Temores que siempre tuve pero que nunca me atreví a expresar en voz alta me asaltaron de improviso como una pesadilla a la mitad de una noche de sueño profundo. No quería que nada de lo que teníamos cambiara, sentía que estaba viviendo el mejor momento de mi vida y temía que aquella paz que nos envolvía de golpe pudiera alterarse. Temía que algo entre nosotros cambiara, que Willy se aburriera de mí y de mis rarezas en algún momento, de que esto tan especial que compartíamos y que solo nosotros sabíamos quedara estancado simplemente en un recuerdo y se disipara como la bruma en una mañana de invierno. Realmente no comprendía porque pensamientos tan pesimistas como estos me asaltaban en momentos tan perfectos como el que estaba viviendo en aquellos momentos, pero no podía evitarlo, simplemente no podía. No quería permitir que nada de lo que habíamos conseguido para nuestras vidas cambiara. Debí haber perdido la noción del tiempo sumido en mi mente puesto que al abrir los ojos Willy no se hallaba a mi lado. Me levanté algo adormilado y le dirigí una fugaz mirada a la habitación hasta que divisé a Willy de pie dándome la espalda, terminando de ponerse su pijama. Me quedé embobado observándolo por unos instantes hasta que el susodicho giró sobre sus talones y volvió a recostarse sobre la cama.

-Bueno Vegettita, ¿te ayudo a armar tu cuarto o te piensas quedar toda la noche ocupando cómodamente la mitad de mi cama?- Comentó enfatizando el pronombre posesivo "mi", reprimiendo una sonrisa socarrona. Como había extrañado este tipo de comentarios.

-Ay mi Willy, pero si te estaba haciendo un favor. Yo se que me extrañaste mucho, mucho, mucho y quieres que duerma aquí contigo.-Comenté atrayéndolo hacia mí y acunándolo entre mis brazos para que no escapara. Le planté un sonoro beso en su mejilla ya que sabía que esto siempre inquietaba al menor.

-Suelta Vegetta- Amagó a querer escapar por lo que lo aprisioné contra mi cuerpo con todo el peso que me fue posible ¿Desde cuándo mi pequeño se había vuelto tan fuerte? Luego de un rato "luchando" y reprimiendo risas terminé encima de él, dando por terminada así nuestra improvisada sesión de lucha y guerra de cosquilas.

-Ya, ya, quítate, estás muy pesado! -Se quejó él, sujetándome las manos para que no pudiera seguir haciéndole cosquillas.

-Solo si admites que me extrañaste locamente.

-No!- Exclamó, tratando con todas sus fuerzas de reprimir aquella sonrisa que comenzaba a esbozar.- No te extrañé en absoluto.

Aquello requeriría mucho más que fuerza, simplemente me recliné hacia adelante para eliminar la distancia que se interponía entre nosotros y rocé mis labios con los suyos, sin llegar a más. Aquello pareció pillarlo desprevenido más no me negó aquel delicioso contacto. Ya a escasos milímetros volví a reformular lo dicho anteriormente, pero esta vez en tono de chantaje.

-Si tan seguro estás de que no me extrañaste tendré que dormir en mi habitación esta noche y tú en la tuya.- Seguido de este enunciado y una sonrisa maliciosa me dispuse a levantarme. En menos de medio segundo Willy me sujetaba firmemente de ambas muñecas y me atraía hacía él, aprisionando mis labios entre los suyos.

("Stop the clocks" – LA   _  Link de la canción: https://www.youtube.com/watch?v=3MUfumQD1k0)

Ya pasada la media noche, me hallaba acurrucado junto a él sin poder siquiera cerrar un ojo. Simplemente me quedé observándolo, tan tranquilo y plácidamente dormido entre mis brazos como un niño pequeño. Todos mis temores infundados me atacaron de golpe, tanto que di un respingo. Willy se removió bajo mi abrazo y medio adormilado se acercó un poco más a mí si es que eso era posible.

-¿Qué pasa? ¿Tienes insomnio?

-No es nada chiqui, vuelve a dormir.-Traté de quitarle importancia al asunto porque al fin y al cabo no me sentía con ánimos de expresarle mis temores tan infantiles. Esta vez quién se removió fue él, alejándose un poco para poder observarme a los ojos a través de la poca claridad que nos proporcionaba la luna y se colaba por el gran ventanal.

-No creo que sea "nada", Samuel, te conozco demasiado bien. Sabes que puedes contarme lo que sea, ¿no?

-Claro chiqui, pero en serio, es una tontería. No te preocupes.- Antes de que pudiera volver a preguntar lo callé con un beso.- Es solo que, no quiero que nada de esto cambie, ¿sabes? Desearía poder detener todos los relojes del mundo para siempre y poder quedarme en este momento por el resto de la eternidad. Detener los relojes para nosotros dos, ser dueños del tiempo y poder perdernos en él juntos.

Willy se quedó en silencio por unos instantes asimilando lo que acababa de soltarle. Yo simplemente me quedé absorto contemplando su rostro, tratando se memorizar cada uno de sus detalles al tiempo que acariciaba sus cabellos. Podría acostumbrarme a esto realmente.

- Samu, no tienes por qué pensar en eso ahora. Las cosas cambian y es inevitable que eso suceda, puede ser para bien o para mal, pero el cambio siempre es renovador y te lleva a un lugar diferente. Todo sucede demasiado rápido a nuestro alrededor, pero mientras estemos juntos podemos hacer que nuestros relojes se detengan por un rato y vivir el momento.

Admiraba realmente la manera de ver la vida que tenía él, siempre con el toque justo de positivismo que yo necesitaba. Y era eso lo que más amaba de él, esa capacidad de sorprenderme día a día y de complementarme, de ser mi cable a tierra y mi racionalidad cuando mi cabeza estaba en las nubes y necesitaba volver a la realidad.


------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Hola! espero que les haya gustado el escrito tanto como a mí escribirlo^^ Ya saben que cualquier sugerencia y crítica constructiva es bienvenida. Hasta la próxima!

Flor



Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 09, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

One shots wigettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora